A ningún refugiado perteneciente a la Iglesia de Dios Todopoderoso se le ha concedido asilo en Japón, un país que posee una política sobre refugiados en general sumamente restrictiva. La situación ha sido discutida en las Naciones Unidas.
Massimo Introvigne
Hasta enero de 2019, 270 miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT), un nuevo movimiento religioso cristiano chino, habían escapado de China y solicitado asilo en Japón. Ninguna de las solicitudes ha sido concedida.
Que la IDT es despiadada y cruelmente perseguida en China es un hecho establecido. La IDT afirma que más de 300 000 de sus miembros han sido arrestados y los académicos consideran que la cifra es creíble. Existen cientos de decisiones judiciales chinas publicadas que muestran que los miembros de la IDT han sido condenados a severas penas de cárcel por la única razón de estar activos en una organización religiosa prohibida. Diferentes ONG también han denunciado casos de tortura, asesinatos extrajudiciales y sustracción de órganos.
Japón es bien conocido por su restrictiva política sobre refugiados en general. Según el diario Japan Times, en el año 2017 Japón recibió 19 628 solicitudes de asilo, y solo 20 fueron aceptadas. La situación preocupa cada vez más a los observadores internacionales.
En la 40.a sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (25 de febrero-22 de marzo de 2019), la ONG francesa CAP-LC (Coordination des associations et des particuliers pour la liberté de conscience), la cual se encuentra entre las ONG acreditadas en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC, por sus siglas en inglés), ha presentado una declaración por escrito sobre la situación de los refugiados pertenecientes a la IDT en Japón, la cual se encuentra publicada en el sitio web oficial de las Naciones Unidas. A continuación, se desarrollará una discusión oral.
La declaración menciona la propagación de noticias falsas contra la IDT, incluso por algunos medios de comunicación japoneses, y analiza varias razones por las cuales en Japón no se les concede asilo a los refugiados de la IDT.
“A menudo se niega asilo en Japón, señalan las declaraciones, porque los refugiados individuales pertenecientes a la IDT no pueden probar que han sido perseguidos de manera personal. No obstante, en virtud de la Convención de Ginebra, no es necesario que un solicitante de asilo demuestre que ha sido perseguido de manera personal. La existencia de un ‘creíble temor a ser perseguido’ es suficiente. Que ser miembro de la IDT en China signifique tener miedo a ser perseguido debería ser obvio”.
“Sin embargo, algunos objetan, continúa la declaración, que, si realmente hubieran sido perseguidos, los refugiados deberían haber sido arrestados”. CAP-LC comenta que, “en China, la IDT es un enorme movimiento religioso clandestino compuesto por millones de miembros. Las autoridades chinas admiten que solo han identificado a una minoría de los miembros de la IDT y, de hecho, ofrecen recompensas para los que denuncien a los miembros de la IDT a la policía (algunos de estos ofrecimientos de recompensa son publicados en Internet y se refieren a cualquier miembro de la IDT, no solo a sus líderes). Los fieles de la IDT pueden evitar ser arrestados durante años al trasladarse de una provincia a otra, y están protegidos por redes clandestinas y por redes familiares pertenecientes al movimiento, las cuales son importantes en China. Algunos tienden a no creer las referencias a las redes familiares, ya que pueden haber leído en Internet que la IDT está «en contra de la familia» y que exige que sus miembros rompan lazos con sus familiares. No obstante, los académicos han demostrado que esto forma parte de las campañas de noticias falsas. En realidad, las sagradas escrituras de la IDT tienen una visión positiva de la familia, y la mayoría de los miembros chinos han sido convertidos por familiares”.
Otro comentario presente en la declaración afirma que, “la mayor parte de los refugiados pertenecientes a la IDT son personas de clase media o estudiantes, con mucho que perder al salir de China. Los mismos no toman la decisión de huir al extranjero a la ligera, y solo lo hacen cuando reciben advertencias creíbles de que pronto podrían ser arrestados. Dado que todos han visto a miembros de sus comunidades locales pertenecientes a la IDT (que a menudo pueden ser sus familiares) ser arrestados y condenados a severas penas de cárcel, su temor a ser arrestados y perseguidos es sumamente creíble”.
Otra objeción frecuente es analizada en la declaración. “Algunos objetan que, si el refugiado hubiera sido perseguido, no se le habría emitido un pasaporte. Obviamente, la objeción no se aplica a aquellos miembros de la IDT que no hayan sido identificados como tales por las autoridades. Otros han podido sacar provecho de vacíos legales en el sistema policial electrónico chino denominado Policenet (cuyos informes son más amplios que algunos informes de Internet preparados por varias ONG), o confiar en la corrupción generalizada en China, donde siempre es posible adquirir un pasaporte. Según el Departamento de Estado de EE. UU., cada año se denuncian millones de casos de corrupción policial y administrativa en China. Una cantidad significativa corresponde a pasaportes falsos o irregulares. Si el oficial fuera corrupto, cualquier problema relacionado con datos biométricos o huellas dactilares también podría ser pasado por alto. Un estudio presentado por PierLuigi Zoccatelli, un académico italiano especializado tanto en nuevos movimientos religiosos como en inmigración china, disponible a solicitud, aclara que los controles en los aeropuertos chinos son ineficaces, a pesar de todas las exageraciones relacionadas con la maravilla china del reconocimiento facial, y pueden ser fácilmente eludidos”.
“La conclusión, concluye la declaración, es ineludible, que a los refugiados pertenecientes a la IDT que huyen de China y buscan asilo en Japón se les debería otorgar asilo. Reconocemos y respetamos los problemas de Japón al tener que gestionar una gran cantidad de solicitudes de asilo. No obstante, los miembros de la IDT que buscan asilo en Japón, cuyo número (270) no debería generar un problema nacional, corren el grave riesgo de ser arrestados y sentenciados a duras penas de prisión o, lo que es peor, ser enviados de regreso a China. Instamos a Japón, un país ampliamente respetado por su compromiso con los derechos humanos, a prestar asistencia a los refugiados de la Iglesia de Dios Todopoderoso».