Un documento clasificado expone los planes del gobierno chino para acabar con las misiones cristianas de Corea del Sur, en la provincia de Shanxi.
Feng Gang
Un documento clasificado obtenido por Bitter Winter revela que el PCCh pone gran énfasis en la propaganda con el objetivo de aumentar las restricciones y la represión de las organizaciones cristianas extranjeras en China. El documento establece que «la propaganda se dirigirá a las masas religiosas y estudiantes de educación superior para dar forma a la crítica pública. Para garantizar el éxito de la represión y de acuerdo con las necesidades en esta batalla (las autoridades) negociarán con la parte coreana cuando sea necesario y exigirán una mayor colaboración de la administración civil, las empresas, los servicios tributarios, las religiones y la oficina anti-culto del comité, así como otros departamentos «.
Desde abril de este año, los misioneros surcoreanos situados en varias partes de China han experimentado un mayor escrutinio y hostigamiento. La represión se ha intensificado después de la adopción del Programa Especial de Trabajo para la Investigación y Enjuiciamiento de la Infiltración del Cristianismo Coreano, de acuerdo con la ley. El documento preparado por el Departamento de Trabajo del Frente Unido del Comité Central del PCCh, el Departamento de Seguridad Pública y la Administración Estatal para Asuntos Religiosos, exige que los departamentos gubernamentales de todos los niveles intensifiquen aún más la investigación y el enjuiciamiento de las organizaciones cristianas coreanas emplazadas en China.
Como consecuencia de ello, los misioneros coreanos han sido deportados o se les han negado sus visados cuando intentaron ingresar a China y numerosas iglesias coreanas han sido clausuradas. En mayo, Bitter Winter informó sobre la campaña del Partido aplicada en varias partes de China y tendiente a tomar medidas enérgicas contra los principales grupos cristianos surcoreanos y su personal evangélico. La campaña está dirigida a cortar principalmente los canales a través de los cuales estos grupos predican en China, demoler su plataforma para actividades religiosas en el país y evitar que los principales grupos cristianos surcoreanos organicen a sus creyentes chinos para recibir capacitación en materia religiosa en los países vecinos y en otras regiones de China.
Los documentos clasificados revelan que esta campaña especial, codificada como «1116», está dividida en tres etapas con operaciones especiales de persecución planificadas hasta principios de septiembre. Con un enfoque ordenado y organizado, busca atacar principalmente a grupos religiosos como: la Iglesia de la Comunidad Onnuri, Jóvenes con una Misión, Misiones Mundiales de la Iglesia Presbiteriana, la Iglesia del Evangelio Completo y otras organizaciones religiosas extranjeras.
Las iniciativas también apuntan a enjuiciar a los grupos cristianos surcoreanos que predican en línea, así como a los misioneros en China. En mayo de este año, una joven pareja de Corea del Sur que predicaba el evangelio en el distrito de Zhenxing de la ciudad de Dandong, en la provincia de Liaoning fue arrestada por la policía local en su casa donde encontraron y confiscaron cajas con biblias y dinero procedente de donaciones. La pareja estuvo detenida en el centro de detención de Tangchi durante diez días y luego fue deportada por la fuerza. Antes de su arresto, la pareja fue vigilada y perseguida por agentes de policía vestidos de civil durante tres días y tres noches.
En diciembre de 2014, un alto funcionario de la Administración Estatal para Asuntos Religiosos del PCCh, Wang Zuoan, enfatizó que China debe ser firme al resistirse a los extranjeros que usan el cristianismo para infiltrarse en la nación. Algunos expertos creen que el gobierno del PCCh se siente inquieto debido a la rápida expansión del cristianismo en China y por lo tanto ha estado utilizando «la resistencia a la infiltración de influencia extranjera» como una excusa para aumentar las restricciones y la represión de las religiones. Los grupos de misiones extranjeras y los misioneros en China se enfrentan a una situación cada vez más grave.