En una decisión esperada con interés en los círculos políticos y diplomáticos, el Tribunal de Zharkent, Kazajistán, ha dictaminado que una mujer musulmana china, que ingresó ilegalmente al país, no debería ser deportada a China donde enfrentaría encarcelamiento y tortura.
El 18 de julio, Bitter Winter informó sobre el caso de Sayragul Sauytbay, una china musulmana de origen étnico kazajo, que cruzó la frontera entre China y Kazakhstan con un pasaporte falso el 21 de mayo de 2018 y fue arrestada.
Acusada del delito de cruce ilegal de fronteras y amenazada con la repatriación forzosa a China, Sauytbay testificó en el juicio que había escapado de uno de los temidos campos de «transformación por medio de educación» en Sinkiang. Describió las condiciones inhumanas en los campos y añadió que, debido a su testimonio, sería acusada en China no solo de ser una «extremista religiosa» sino también de «revelar secretos de estado», un delito capital, ya que por definición toda la información relacionada con los campamentos de «transformación por medio de educación» es secreta.
En el juicio ante la jueza Dinara Quiqabaeva, diplomáticos chinos se sentaron en la primera fila y los medios locales informaron que China estuvo ejerciendo una fuerte presión sobre Kazajistán para recuperar a Sauytbay. Por otro lado, la opinión pública kazaja está indignada por los informes que alegan que los 1.5 millones de kazajos étnicos que viven en las fronteras chinas son perseguidos debido a su fe musulmana y muchos se encuentran detenidos en los campos de «transformación por medio de educación» que actualmente albergan aproximadamente a un millón de presos musulmanes.
Tal y como informó el diario especializado The Diplomat, el juicio fue seguido de cerca en círculos políticos y diplomáticos ya que «el caso puso a Kazajistán en un aprieto, atrapado entre preocupaciones políticas y económicas internacionales – China es uno de los mayores socios comerciales de Kazajistán- y la presión interna … Las relaciones internacionales pueden ser multifacéticas, con los líderes de Astaná confundidos por una red enmarañada de consideraciones políticas, económicas y sociales, pero el público kazajo puede ver el asunto de manera más simple: ¿Kazajistán va a elegir a China por encima de los kazajos?»
Radio Europa Libre, seguida de varias otras fuentes, ha informado que la decisión se ha llevado a cabo. La jueza Quiqabaeva reconoció que Sauytbay cruzó la frontera ilegalmente con documentos falsos, pero también consideró las «circunstancias excepcionales» y el hecho de que será arrestada y probablemente torturada y ejecutada si es deportada a China. Como conclusión, la jueza decidió sentenciar a Sauytbay a una pena de cárcel de seis meses, pero ponerla en libertad condicional y, lo más importante, permitirle permanecer en Kazajistán, donde su esposo y sus dos hijos ya habían huido. Cuando el veredicto fue dictado, la sala del tribunal (presumiblemente,todos menos los diplomáticos chinos) estalló en vítores y aplausos.
The Diplomat calificó la decisión como «sorprendente», ya que pocos creían que Kazajistán habría podido resistir las presiones chinas. ORLIR, el Observatorio Internacional para la Libertad Religiosa de los Refugiados, aplaudió el veredicto y expresó la esperanza de que dicha decisión «alentaría a otros países, incluida Corea del Sur, a resistir las presiones chinas y conceder asilo a los refugiados que escapan de la persecución religiosa china».
Fuente: Radio Libre de Asia, The Diplomat y otros