Durante el último mes del 2019, los protestantes de las ciudades y aldeas del condado padecieron intensas persecuciones, ya que sus iglesias fueron clausuradas bajo el pretexto de «ser ilegales».
por Lin Yijiang
La persecución de las iglesias domésticas que pertenecen al denominado «mercado gris» –el segmento más grande de la religión china– se ha intensificado dramáticamente desde la entrada en vigencia de los nuevos Reglamentos sobre Asuntos Religiosos en febrero de 2018. A lo largo de todo el país se han implementado medidas represivas en su contra y el condado de Ninghai de la ciudad a nivel de prefectura de Ningbo, en la provincia de Zhejiang, no es una excepción.
La sede de la iglesia doméstica más grande del condado de Ninghai, la Iglesia de Chengzhong, fue clausurada por orden del Gobierno local en diciembre de 2019. A los aproximadamente 900 miembros de su congregación no les quedó más remedio que dispersarse en pequeños grupos y reunirse para orar en secreto en lugares y horarios sumamente inusuales.
Antes de la clausura, el Gobierno del condado, junto con su Agencia de Asuntos Religiosos, el Departamento de Trabajo del Frente Unido, la Agencia de Seguridad Pública y otras instituciones, habían convocado repetidamente al líder de la iglesia para presionarlo a unirse al Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías. Cuando éste se rehusó a hacerlo, las autoridades le ordenaron a la congregación que dejaran de celebrar reuniones y amenazaron con imponerles multas si no lo hacían. Los funcionarios utilizaron una amplia variedad de pretextos para hostigar a la iglesia, tales como que «había demasiados creyentes durante las reuniones», que «las medidas de higiene y control de incendios de la iglesia eran deficientes» y que «el edificio de la iglesia había sido convertido de una fábrica, lo cual era ilegal».
En las siete aldeas del poblado de Changjie se clausuraron nueve lugares pertenecientes a iglesias domésticas. Los responsables se vieron obligados a firmar declaraciones en las que se comprometían a dejar de dirigir sitios religiosos privados.
Tras la clausura de iglesias domésticas, los funcionarios gubernamentales generalmente llevan a cabo «inspecciones de retorno» para asegurarse de que las mismas no les vuelvan a abrir sus puertas a los creyentes. A los administradores de la red y a los funcionarios de la aldea también se les exige patrullar los lugares clausurados los domingos para evitar que las personas de fe organicen servicios en sus antiguos lugares de culto. A menudo toman fotos y las suben a los servidores del Gobierno, y en caso de notar algo sospechoso, notifican inmediatamente a sus superiores.
Cinco lugares fueron clausurados en el subdistrito de Qiaotouhu. Un miembro de uno de ellos le dijo a Bitter Winter que los funcionarios habían presionado a la iglesia para que se uniera al Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías y erigiera la bandera nacional, colocara un retrato de Xi Jinping, instalara cámaras de vigilancia y publicara propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh) si quería continuar celebrando reuniones.
Para la mayor parte de los creyentes de iglesias domésticas, unirse a la Iglesia controlada por el Estado no es una opción, prefieren perder sus lugares de reunión antes que hacerlo. Debido a ello, tres sedes de iglesias domésticas emplazadas en el poblado de Chalu fueron clausuradas por negarse a unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías.
Un creyente de la Iglesia de Lujia le dijo a Bitter Winter que funcionarios gubernamentales habían amenazado a la iglesia con imponerle una multa de 20 000 a 50 000 yuanes (aproximadamente de 2900 a 7200 dólares) cada vez que se los descubriera organizando reuniones religiosas. Casi al mismo tiempo, una iglesia doméstica emplazada en el poblado de Changjie fue amenazada con una multa de 50 000 a 100 000 yuanes (aproximadamente de 7200 a 14 400 dólares) y el encarcelamiento de su líder si continuaban celebrando reuniones. En la aldea de Guanzhuang, un funcionario de la Agencia de Asuntos Religiosos le advirtió a una iglesia doméstica que «en casos graves, la iglesia que celebre reuniones ilegales será multada con 200 000 yuanes (aproximadamente 28 700 dólares)» –siendo la misma la pena máxima según lo previsto en los nuevos Reglamentos sobre Asuntos Religiosos–. Con la esperanza de frenar su expansión, el Gobierno también les impuso multas exorbitantes a los arrendadores que alquilaban sus propiedades para albergar iglesias.
En el subdistrito de Taoyuan se clausuraron dos iglesias domésticas, y los creyentes, la mayoría de los cuales tenían entre 70 y 80 años, se vieron obligados a firmar declaraciones en las que prometían no volver a reunirse. «Es similar a lo que sucedía durante la Revolución Cultural», se lamentó uno de los ancianos cristianos.