Varios templos budistas han sido cerrados o demolidos por las autoridades chinas en Henán.
por Jiang Tao
El pasado 4 de abril, 21 budistas de la ciudad de Gongyi, provincia de Henán, fueron detenidos mientras leían las escrituras en el sótano de un edificio. Los liberaron una vez que la Sra. Zhang, responsable del lugar, pagó 50 000 yuanes (poco más de 7300 dólares) en sobornos a policías.
Un abad explicó lo siguiente: “El Partido Comunista Chino (PCCh) está retomando la senda de la Revolución Cultural para erradicar las creencias religiosas. ¡Es terrible!”.
Por otra parte, se cerraron tres templos en la ciudad y se destruyeron dos templos culturalmente protegidos. En el templo Prince Guo de Fenyang se prohibió quemar varitas de incienso y las autoridades utilizaron un taladro percutor para extraer el receptáculo para el incienso. También se removieron cinco quemadores de incienso grandes con un montacargas. Poco después se cubrieron con láminas de plástico y hierro.
En el pueblo de Xicun (Gongyi), el histórico Templo Wuyue tampoco se salvó. Se trata de un templo de la era Ming y, hasta ahora, estaba catalogado como sitio protegido culturalmente. Las autoridades prohibieron las ofrendas de incienso en el templo cuando entró en vigor el nuevo Reglamento de Asuntos Religiosos en febrero, y, en junio, cerraron el templo.
En las ciudades de Shangqiu y Zhengzhou, se demolieron tres templos y otros dos fueron clausurados por la fuerza.
En la ciudad de Xinzheng, el PCCh cerró el Templo Fengtai argumentando que había sido “construido de manera ilegal”. Los templos de Xingguo del Norte y Dizang también fueron cerrados. Una estatua de Mao Zedong, fundador de la República Popular China, fue erigida a la entrada del templo de Zhengxin. También se colgó un retrato suyo dentro del templo, contra el deseo de las autoridades del templo y de los creyentes.