El Ministerio de Educación chino ha uniformado y "sinizado" los planes de estudio, y está capacitando a los maestros y profesores para que utilicen los nuevos materiales para criticar a occidente y promover el ateísmo.
Los maestros son obligados a renunciar a su fe y a convertirse en peones políticos del PCCh
Para garantizar el «adecuado» adoctrinamiento de los estudiantes, el régimen de China investiga y sanciona a los maestros religiosos, y se asegura de que en clase no se diga ni una sola palabra relacionada con la fe.