Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Las famosas escuelas deben cortar todos los lazos con su pasado histórico, abandonando sus túnicas y eliminando estatuas y nombres que evoquen sus orígenes budistas.
Templos antiguos o nuevos, budistas, taoístas o pertenecientes a la religión popular continúan siendo reprimidos; incluso los que cuentan con la debida certificación y aprobación gubernamental son demolidos.
Los templos budistas y taoístas son víctimas de una creciente represión religiosa llevada a cabo en nombre de la «sinización». Si no son destruidos, son convertidos en lugares de propaganda.
Las estatuas que rodean el antiguo templo de Baoguo fueron construidas en el año 2010, contando con la aprobación del Estado. Actualmente, son víctimas de la purga de íconos budistas situados al aire libre.
Para evitar caer en el ridículo, el PCCh (Partido Comunista Chino) destruye, una vez más, los resultados de sus políticas de represión hacia la religión después de que fueran revelados en Bitter Winter.
Por temor a la propagación religiosa, en los espacios públicos se han prohibido incluso los bailes y ejercicios aeróbicos para personas mayores al son de la tradicional música budista.
Como temían recibir una reprimenda por parte de las autoridades superiores, funcionarios de Shandong intensificaron la aplicación de medidas enérgicas sobre templos y sitios religiosos al aire libre y eliminaron las estatuas de deidades.
La guerra del PCCh contra las estatuas religiosas de grandes dimensiones sigue vigente a nivel nacional: recientemente se han destruido estatuas en las provincias de Hebei, Shandong, Shanxi y Zhejiang.
A fin de deshacerse de esta rareza y evitar la humillación, la «base educativa roja» designada por el PCCh para adorar a líderes comunistas fue arrasada hasta los cimientos el día después de que apareciera la noticia.
El PCCh está sellando los templos budistas y taoístas de todo el país. Incluso las cenizas de los difuntos no pueden hallar paz.
Bajo la represión religiosa llevada a cabo por el PCCh, los templos budistas y taoístas están siendo demolidos o forzados a sufrir una «metamorfosis».
Las autoridades de Hubei están intensificando su represión contra el budismo, destruyendo templos bajo falsos pretextos y dejando a sus ancianos propietarios sin medios para sobrevivir.
En Fujian, un popular restaurante vegetariano que promueve las enseñanzas de maestros budistas se vio obligado a modificar su cartel, y sus libros y videos fueron confiscados.
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