Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Las famosas escuelas deben cortar todos los lazos con su pasado histórico, abandonando sus túnicas y eliminando estatuas y nombres que evoquen sus orígenes budistas.
La campaña llevada a cabo por el PCCh para «exterminar a Buda» está alcanzando nuevos niveles de rareza: un templo emplazado en la provincia de Henán ha reemplazado a las deidades budistas por líderes revolucionarios.
En las provincias nororientales de Liaoning y Jilin, el PCCh está intensificando su campaña en contra de los símbolos religiosos grandes que se encuentran al aire libre.
Además de haber provocado dolor entre los creyentes, la destrucción también dañó la economía local debido a la disminución de la cantidad de visitantes.
Motivados por la visita de un dignatario del Gobierno central, las autoridades locales de Henán están llevando el «trabajo religioso» a un nuevo nivel. Todo sea para complacer al Partido.
Luego de que un antiguo templo fuera destinado a un centro de actividades, los creyentes continúan sus prácticas religiosas en secreto, sin ver las estatuas de las deidades.
La campaña en contra de los grandes íconos religiosos que están al aire libre tiene ahora como objetivo a los muertos: no se les permite descansar en paz en compañía de las deidades.
A medida que el PCCh continúa reprimiendo las creencias religiosas, incluso los objetos designados como sitios históricos y culturales protegidos no escapan a la destrucción.
El PCCh está alcanzando nuevas alturas al tratar de hacer que las religiones se vuelvan más chinas: la estatua de «La primera Kwan Yin de Shandong» fue sometida a una renovación de rostro, en el sentido más literal de la palabra.
Las autoridades de la provincia de Henán siguen aplicando medidas enérgicas contra el budismo y el taoísmo, y han destruido reliquias históricas en el camino.
Antiguos templos budistas y taoístas emplazados en el condado de Xiuyan han sido clausurados y hostigados, a pesar de que operaban con el permiso de las autoridades.
La represión de las autoridades chinas contra lugares y símbolos budistas se está intensificando, y ni siquiera escapan de tal destino los sitios históricos y culturales protegidos.
Las autoridades de Hubei han sellado y demolido templos budistas, cortando la fuente de sustento de los creyentes y dejándolos sin hogar.
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