Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
El año pasado, no solo las iglesias domésticas no registradas, sino también varias iglesias de las Tres Autonomías controladas por el Estado emplazadas en Hubei sufrieron severas represiones.
Antes de las inspecciones de trabajo religioso del Gobierno central se eliminaron una gran cantidad de símbolos religiosos en localidades de toda China.
Al coaccionar a las congregaciones a firmar «acuerdos de donación» obligatorios para entregar sus iglesias, las autoridades intentan presentar las adquisiciones forzadas como «legítimas».
En la provincia de Jiangxi, la represión religiosa continúa incrementándose, ya que numerosos lugares pertenecientes a iglesias domésticas son clausurados, algunos demolidos por la fuerza, y sus activos saqueados.
A medida que se intensifica la campaña de “sinificación” del PCCh, las iglesias de las Tres Autonomías están siendo transformadas por la fuerza, perdiendo sus símbolos religiosos y cualquier semejanza con la arquitectura europea.
El clero y los creyentes que se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC) no pueden evadir las continuas represiones y persecuciones llevadas a cabo por el Partido Comunista Chino (PCCh), incluso en las zonas rurales más remotas.
Tanto el clero como los miembros de las congregaciones de iglesias aprobadas por el Estado y de las iglesias domésticas temen que la persecución del cristianismo siga incrementándose.
La persecución se está intensificando en esta provincia oriental: los funcionarios locales se estaban preparando para las visitas de los altos mandos, tomando medidas enérgicas contra las iglesias e investigando a los creyentes.
La campaña en contra de los grandes íconos religiosos que están al aire libre tiene ahora como objetivo a los muertos: no se les permite descansar en paz en compañía de las deidades.
La cantidad cada vez mayor de lugares de culto acosados en la ciudad de Xinyu, de la provincia de Jiangxi, está incrementando las tristes estadísticas de la persecución religiosa en China.
Como alternativa a la demolición, a los católicos se les exige que sus iglesias sean despojadas de todos los símbolos religiosos. Una vez hecho esto, los edificios son declarados «centros culturales» donde las actividades religiosas están prohibidas.
Las autoridades gubernamentales continúan su campaña tendiente a erradicar la religión de China, y debido a ello los símbolos religiosos son removidos.
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