China combina tecnología de vigilancia de vanguardia con la tradicional represión comunista de estilo policial-estatal, para crear una distopía orwelliana del siglo XXI en la región de Sinkiang y más allá.
Continúa el registro de cristianos, ahuyentando a los creyentes
La policía china vigila las iglesias, registra a los creyentes que ingresan y luego se presenta en sus hogares para llevar a cabo “inspecciones”. Los fieles atemorizados se mantienen lejos de las iglesias.