Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
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Un atrevido análisis llevado a cabo por AsiaNews sobre la eficacia en relación al costo del Acuerdo entre el Vaticano y China del año 2018 recuerda el triste precedente en el que Napoleón Bonaparte intentó someter a la Iglesia católica.
El Gobierno chino utiliza el acuerdo provisional firmado con el Vaticano para obligar a todas las Iglesias católicas clandestinas a unirse a las aprobadas por el Estado.
China prohíbe estrictamente que los organismos religiosos brinden educación, a pesar de que la educación es un pilar de la actividad cristiana en todo el mundo. Numerosas escuelas han sido clausuradas.
Las autoridades están acosando a las parroquias católicas clandestinas emplazadas en la Diócesis de Yujiang, intimidando a los creyentes para que se unan a la Asociación Patriótica Católica China.
El «equipo de patrullas de inspección» del Gobierno, encargado de supervisar los asuntos religiosos se encuentra en la ciudad de Fuzhou. Los sacerdotes católicos clandestinos son sus principales objetivos.
Las autoridades chinas están solicitando que las Iglesias católicas clandestinas se unan a la Asociación Católica Patriótica China aprobada por el Estado para seguir celebrando reuniones.
En Mindong y Shantou, el Vaticano les exige a los obispos clandestinos que se retiren y que coloquen a todos los católicos bajo la jurisdicción de los obispos patrióticos.
Todos los símbolos religiosos de una iglesia católica clandestina de la aldea de Baizhuang en Henán han sido retirados como castigo por negarse a unirse a la Asociación Católica Patriótica China.
Establecidas en el siglo XIX, la iglesia y su parroquia, emplazadas en la aldea de Dongergou, en la provincia de Shanxi, atraían masivamente tanto a creyentes como a peregrinos que vivían en las cercanías.
Algunos miembros del clero católico clandestino en China creen que el acuerdo entre el Vaticano y China ha exacerbado la persecución de católicos clandestinos y no tienen esperanzas de que sus iglesias sobrevivan.
Al negarse a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC) controlada por el Gobierno, algunos sacerdotes de Hebei se han visto obligados a abandonar sus iglesias y ahora organizan reuniones secretas «de estilo subversivo».
Un documento interno perteneciente a uno de los municipios de esta provincia norteña revela un sistema motivacional basado en puntajes, destinado a personal gubernamental y del Partido Comunista, y relacionado con la represión llevada a cabo contra las Iglesias.
Las autoridades de Hebei colocaron por la fuerza un mástil con una bandera china en el exterior de una iglesia de la Diócesis Católicade Zhengding, residencia del obispo Julius Jia Zhiguo, uno de los líderes más prominentes de la Iglesia católica clandestina.
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