Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
La persecución de los uigures musulmanes es el peor desastre en lo relacionado a relaciones públicas para el PCCh desde la represión masiva de Falun Gong en la década de 2000. ¿Por qué razón están haciendo esto?
El título hace referencia a una pareja de la etnia uigur de la ciudad de Urumqi (Sinkiang). Es tan solo una de las muchas desgracias que no han salido a la luz debido a las políticas discriminatorias del Estado contra las minorías.
Mientras China trata de defender la indefendible afirmación de que, los campamentos de transformación por medio de educación son «escuelas» benévolas, uno de nuestros reporteros visitó en secreto el nuevo y extenso campamento emplazado en Yining, Sinkiang, y demostró que el mismo es, indudablemente, una cárcel.
Los empleados de un hospital de Sinkiang que son enviados a vivir con personas de etnia uigur a través del programa “estancia en el hogar” reciben instrucciones de observar actividades “sospechosas” en las familias, tales como no llorar en funerales, dejar de fumar, o dejarse crecer la barba.
Mientras que innumerables mezquitas han sido clausuradas o convertidas en sitios no religiosos en Sinkiang, algunos musulmanes han perdido familias enteras al ser encarceladas.
Detenida por orar, las condiciones dentro del campamento de «transformación por medio de educación» demostraron ser una amenaza para su vida.
La policía hizo que catorce musulmanes detenidos de la etnia hui faltaran a sus tradiciones culturales y religiosas como un medio de tortura psicológica.
Una vez en China, las autoridades de Sinkiang trasladaron a la pareja a un campamento de “transformación por medio de educación”.
Además de ser una crisis de derechos humanos, esto también trae como consecuencia la disolución de hogares, ya que muchos de ellos pierden la fuente de ingresos de la familia.
Las autoridades están monitoreando una aplicación móvil para compartir contenido y a toda aquella persona que la utiliza se le suspende automáticamente su teléfono celular.
Según el régimen comunista, los musulmanes reprimidos se sienten muy felices de ser reprimidos. Y la verdadera víctima es el Gobierno, insultado engañosamente por quienes defienden los derechos humanos.
Las autoridades han emitido una notificación según la cual, cualquier manifestación de creencias religiosas, como usar una burka o tener una barba larga, es similar a un crimen, y los «delincuentes» deben entregarse como consecuencia de ello.
Las autoridades chinas están obligando al pueblo a adorar a su líder y al Partido en vez de a Dios.
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