En 2015, China anunció que pondría fin a su política, de décadas de duración, de sustracción de órganos de prisioneros ejecutados para ser utilizados en su próspera industria de trasplantes. No obstante, las cifras indican que los presos de conciencia siguen siendo víctimas de esta práctica inhumana.
Se denuncia en Washington, D.C., el tráfico de órganos forzado en China
En un evento alterno durante la Reunión para el Avance de la Libertad Religiosa, un grupo de doctores informa sobre casos de extracción de órganos a miembros de Falun Gong, uigures y otros prisioneros de conciencia, y que son usados para trasplantes.