Los maestros son considerados como las principales fuentes de difusión de propaganda atea entre los niños en nombre del Partido Comunista Chino y, por ese motivo, se han convertido en blanco de persecuciones antirreligiosas.
por Jiang Tao
Liu Mingrui (seudónimo) era una prestigiosa profesora de secundaria en la ciudad de Qingdao, Shandong. Las calificaciones de sus alumnos estaban entre las mejores de toda la escuela. Como miembro de una iglesia doméstica de la Sola fide, ella les hablaba a sus alumnos sobre creencias religiosas de vez en cuando, por lo que recibió varias advertencias del director. A finales de la primavera de 2018, una estudiante se desmayó en su clase y la profesora Liu animó a los compañeros de la chica a orar por su recuperación. Cuando el director se enteró del incidente, enviaron a la profesora a enseñar en un área rural y le advirtieron que la enviarían a prisión si seguía creyendo en Dios.
En diciembre de 2012, Zhang Qiang (seudónimo), profesor de una escuela secundaria en la ciudad de Quanzhou, Fujian, fue detenido por la policía y retenido durante diez días por creer en Dios. Tras su liberación, la escuela lo degradó y suspendió su subsidio de enseñanza argumentando que “había incitado e instigado a otros a participar en actividades xie jiao, perturbado gravemente el orden público y causado importantes daños en la unidad y la sociedad”. El término xie jiao hace referencia a las enseñanzas heterodoxas en China y se castiga conforme al artículo 300 del Código Penal chino. Las autoridades escolares también le advirtieron que si reincidía en los dos años siguientes, sería condenado a prisión y la escuela lo expulsaría.
En octubre de 2014, la escuela le retiró a Zhang Qiang sus credenciales de enseñanza y dejó de pagarle el salario. También se le exigió que limpiara la escuela todos los días, incluidos los baños, humillándolo al extremo. En julio de 2015, la escuela determinó que no había evidencia que demostrara que Zhang Qiang aún creía en Dios y comenzó a pagarle su salario de nuevo, pero nunca le pagó los salarios retenidos.
Zhang Qiang dijo angustiado: “Para mantener eternamente su poder dictatorial, el Partido Comunista sólo permite a los maestros adoctrinar a los estudiantes con una educación patriótica y procomunista y les exige mantenerse alejados de la religión y que la odien. ¿Adónde llevará este tipo de educación a China?”.