El Templo de Xishan, cuya construcción en 2005 le costó un millón de yuanes a una mujer budista de la ciudad de Huangshi, en Hubei, es ahora un montón de escombros gracias a un equipo de demolición del gobierno.
A finales del mes de septiembre, dos grupos locales de la villa, ubicada en la provincia central de Hubei, llegaron al Templo de Xishan afirmando que el Gobierno central estipulaba que cualquier templo que no contara con un permiso era ilegal y debía ser demolido. Los grupos también exigieron que la dueña del templo, Li Zhen (seudónimo), que había vivido ahí durante 13 años, abandonara el lugar. Cuando, sorprendentemente, no se mostró dispuesta a salirse, encerraron a Li en el templo y la mantuvieron ahí bajo arresto domiciliario durante tres días. Posteriormente, el Gobierno local comenzó la demolición del templo.
Los habitantes de la villa revelaron que, a finales de octubre, ocho funcionarios —incluyendo funcionarios del Departamento de Asuntos Religiosos local y el presidente de la Asociación Budista— quitaron por la fuerza todas las estatuas de Bodhisattva del templo, las cuales tenían un valor de varios cientos de miles de yuanes, las subieron a cuatro grandes camiones y se las llevaron. Para obligar a Li Zhen a que accediera a la demolición del templo, los funcionarios gubernamentales amenazaron previamente con bajar de categoría a su sobrino, que trabaja en el Departamento de Seguridad Pública, y lo forzaron a persuadir a Li Zhen para que accediera a recibir una compensación de 200 000 yuanes (alrededor de 29 100 dólares), pero ella se negó.
El 13 de noviembre, más de 200 policías, incluyendo personal de seguridad pública y de gestión urbana, llegaron a demolerlo. De acuerdo con algunas fuentes, ese día el Gobierno envió cinco grandes camiones, una excavadora y una ambulancia. Más de 30 policías irrumpieron en el templo y, sin atender a ningún tipo de objeción, emitieron una orden de destrucción. Frente al poder despótico y la brutalidad del Gobierno, Li Zhen no tuvo otra opción más que rogar que se le permitiera llevarse sus cosas antes de que comenzaran a derribar su hogar, pero los oficiales se negaron, e incluso ordenaron que cuatro empleados de seguridad pública la arrastraran fuera del templo. La policía también sacó del templo por la fuerza a la hija y a la nuera de Li Zhen.
Vídeo: La policía monta guardia mientras el templo está siendo demolido por la fuerza con una excavadora.
En 2006, Li Zhen trató de obtener un permiso para un sitio religioso y gastó 11 000 yuanes en el proceso, pero nunca se le dio el permiso.
De acuerdo con las fuentes, después de que el templo fue demolido, el Departamento de Asuntos Religiosos llamó a la hija de Li Zhen y la amenazó diciéndole que no presentara una petición, que no publicara la historia en los periódicos o subiera a internet videos de la demolición.
Informado por Shen Xiang