Como el objetivo del régimen comunista es la erradicación de todas las religiones, los lugares pertenecientes a las religiones populares de China, los cuales desde hace varias generaciones constituyen una parte esencial de la vida rural, son severamente reprimidos.
por Shen Xinran
Las religiones populares autóctonas están profundamente arraigadas en las comunidades rurales de China y contribuyen a preservar la cultura, las costumbres y las tradiciones locales. Fuertemente reprimidos durante la Revolución Cultural, estos lugares actualmente sufren una nueva ola de represiones a lo largo de todo el país bajo el Gobierno del presidente Xi Jinping.
Desde el mes de abril, el Gobierno de la provincia norteña de Hebei ha estado reprimiendo los templos pertenecientes a las religiones populares en sus comunidades rurales. Bitter Winter ya había informado sobre la destrucción de 85 lugares llevada a cabo desde mediados de abril en la ciudad a nivel de prefectura de Handan de la provincia. Según la información recientemente recibida, la cantidad de templos destruidos ascendió a 104, y 110 templos fueron clausurados o reconvertidos.
A principios de mayo, por orden de los funcionarios locales, los templos de Yangxian y Wenzhangye emplazados en una aldea del distrito Hanshan de Handan fueron arrasados hasta los cimientos por una excavadora. Todas las estatuas de deidades también fueron destruidas. Los íconos existentes en los cercanos templos de Nainai y Jiuye fueron removidos y las entradas de los mismos fueron bloqueadas.
«La demolición de todos los templos forma parte de una política nacional», afirmó un funcionario de la aldea que participó en una de las demoliciones. El mismo no estaba dispuesto a hacerlo, pero no tuvo más remedio que implementar la orden a fin de conservar su puesto. «Antes de la demolición efectué algunas ofrendas para dejarles saber a las deidades que no quería hacerlo, pero mis superiores me presionaron», confesó el funcionario.
A mediados de mayo, el Gobierno del municipio de Xiaoxibao en el distrito de Yongnian de la ciudad utilizó excavadoras para demoler tres templos pertenecientes a religiones populares, entre los que se incluía el Templo de Guanye.
Con la esperanza de evadir las demoliciones y temiendo que esto ofendiera a las deidades, los propietarios de algunos templos cubrieron las estatuas dedicadas a ellas y convirtieron los lugares en instalaciones de uso público, tales como centros de actividades o gimnasios. Un templo fue convertido en un «salón conmemorativo en homenaje al presidente Mao Zedong».
«Esto ya no es un templo», afirmó con impotencia el custodio de uno de los templos. «El letrero ahora dice que es un centro de actividades, y el quemador de incienso fue reemplazado por la bandera nacional. Pero si el templo no hubiera sido convertido, el Gobierno local lo habría demolido. Se asemeja a la Revolución Cultural».
La campaña de demolición de templos también se encuentra ampliamente extendida en la provincia central de Henán. Luego del levantamiento del cierre de emergencia a causa del coronavirus, el Gobierno de la ciudad a nivel de condado de Linzhou puso en marcha una campaña integral tendiente a demoler los templos pertenecientes a las religiones populares existentes dentro de su jurisdicción.
Un funcionario procedente del poblado de Hejian administrado por Linzhou, le dijo a Bitter Winter que había recibido un aviso en WeChat, una aplicación de mensajería, proveniente de la Agencia de Asuntos Religiosos local en el cual se exigía «demoler y reconvertir los templos pertenecientes a las religiones populares antes de que finalizara el mes de mayo». El mensaje también advertía, «no arriesgarse, ya que todas las aldeas debían completar dicha tarea».
Un residente de una de las aldeas comentó que esta es «otra campaña gubernamental que nadie puede detener».
El Templo de Guandi emplazado en la aldea de Pingfangzhuang en el distrito de Zhenlin de Linzhou fue demolido a aproximadamente las 3 de la mañana del 16 de mayo. Un testigo ocular le dijo a Bitter Winter que un funcionario del Gobierno local, acompañado por más de 30 personas, llevó una excavadora y una pala de carga frontal al templo. Su propietario, de 84 años, fue brutalmente sacado a rastras del templo y arrojado al borde de la carretera. Los trabajadores primero destrozaron las estatuas de deidades y luego demolieron el templo. «Permanecieron de pie y tomados de la mano rodeando el templo, prohibiéndonos acercarnos», afirmó el testigo.
«¿Por qué vinieron a demoler el templo por la noche, como bandidos, y no durante el día?» preguntó otro aldeano.
Otros dos templos pertenecientes a religiones populares emplazados en la aldea —el Templo de Earch y el Templo de Kwan Yin de la fertilidad— también fueron destruidos durante la madrugada. Lo mismo sucedió con los templos de Nainai y Earch emplazados en la aldea de Xiquan del distrito de Zhenlin y en la aldea de Tumen del poblado de Caisang.
Un funcionario de aldea explicó que el Gobierno local específicamente había asignado fondos para demoler los templos pertenecientes a las religiones populares. «Otorgan subsidios para compensar todos los gastos, entre los que se incluye el alquiler de excavadoras y palas de carga frontal», afirmó el funcionario. El mismo añadió que en ocho aldeas vecinas se habían demolido más de 20 templos en un solo un día. A los funcionarios locales se les exige enviarle diariamente información sobre las demoliciones a la Agencia de Asuntos Religiosos utilizando un grupo de WeChat.