Destacando la fuerte conexión entre la persecución religiosa llevada a cabo por el PCCh y la masacre perpetrada en el año 1989.
Marco Respinti
Este es el texto completo del discurso pronunciado por el autor, durante el Mitin Conmemorativo de la Masacre de la Plaza de Tiananmén, celebrado el 4 de junio en el West Lawn del Capitolio de los Estados Unidos, en Washington D.C. Dicho evento fue organizado por la Victims of Communism Memorial Foundation (Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo). Bitter Winter estuvo presente como uno de sus muchos anfitriones y al mismo asistieron numerosos oradores pertenecientes a diferentes creencias religiosas e inclinaciones políticas, representando a más de 20 organizaciones defensoras de los derechos humanos. Algunos políticos estadounidenses también se dirigieron a la multitud y la Sra. Nancy Pelosi (D-CA), Presidenta de la Cámara de Representantes, acudió al evento sin haber sido programada.
Señoras y señores, es para mí un verdadero honor dirigirme a ustedes en este importante evento que conmemora una circunstancia fatal. Hace treinta años, el Partido Comunista Chino (PCCh), el cual gobernaba China en ese momento y continúa gobernando el país, ordenó la brutal y despiadada masacre de numerosas personas, en su mayoría jóvenes estudiantes. Fuentes occidentales hablan de 10 000 asesinatos a sangre fría.
En la actualidad, el despiadado Gobierno Comunista Chino sigue ahí, gobernando duramente a millones y millones de personas, negando numerosas libertades, pisoteando los derechos humanos y persiguiendo la fe religiosa. El PCCh no habla sobre teología, ni siquiera se preocupa por ello. El régimen persigue a todas las religiones por igual. Nosotros, en Bitter Winter, hacemos diariamente una crónica en línea de esta gran injusticia, en ocho idiomas.
De hecho, existe una poderosa conexión entre la persecución religiosa llevada a cabo por el PCCh y la masacre de la Plaza de Tiananmén.
Es generalmente reconocido que Tiananmén fue un factor poderoso para generar un resurgimiento religioso en todo el país, cuando la brutal represión de la Plaza de Tiananmén convenció a muchos, si no a la mayoría, de que el PCCh era incorregible.
Mientras tanto, después de Tiananmén, el PCCh envió a sus mejores académicos a Europa del Este para comprender cómo todo esto pudo haber sido posible. Los mismos llegaron a la conclusión de que la religión había sido el factor más importante en la movilización de las masas contra los partidos comunistas en varios países de Europa del Este. Debido a ello, esta idea se convirtió en lectura obligatoria para todos los cuadros en la Escuela Central del PCCh. La nueva generación de líderes del PCCh creció aprendiendo que el sistema comunista imperante en Europa del Este había colapsado principalmente a causa de la religión, y que el control y la represión religiosa eran obligatorios para que China evitara padecer el mismo destino.
El Sr. Xi Jinping, actual secretario general del PCCh y presidente de la República Popular China, es uno de ellos. De hecho, la represión religiosa en China está incrementándose bajo su mandato. Los nuevos Reglamentos sobre Asuntos Religiosos que entraron en vigor el 1 de febrero de 2018, son los más restrictivos en décadas. Xi Jinping está plenamente convencido de que la lección de Tiananmén es que la religión puede destruir el comunismo si no se la mantiene bajo estricto control.
Señoras y señores, este país, Estados Unidos, ha sido construido sobre la idea opuesta. La libertad es el corazón del pueblo y la libertad religiosa, consagrada en la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, es el primer derecho político de un ciudadano. La misma protege el derecho a creer y a practicar la propia fe en público.
Permítanme parafrasear la Primera Enmienda aquí, en este preciso momento: “La China Roja no promulgará ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibiendo el libre ejercicio de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente, ni de solicitar al Gobierno la reparación de agravios”.
¡Recuerden a Tiananmén!
Gracias