Solo a causa de su identidad étnica, los uigures de Sinkiang son vigilados y controlados por las autoridades chinas.
Jiang Tao
Bitter Winter recibió una copia de un plan de trabajo antiterrorista emitido por la Agencia de Seguridad Pública de un condado de la provincia china central de Henán durante la reunión del Congreso Nacional del Pueblo (CNP) y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) celebrada en el año 2019. Según el plan, al encontrarse con uigures de Sinkiang, los agentes de policía deben denunciar de inmediato tal hecho en la oficina antiterrorismo y llevar a cabo tareas de seguimiento. También deben recopilar información sobre sus actividades, el flujo de capital relacionado, las comunicaciones en línea, las actividades religiosas, las interacciones y relaciones, y detalles tan insignificantes como la compra de bienes.
También se han implementado medidas similares en la ciudad de Puyang de la provincia de Henán: la Agencia de Seguridad Pública municipal les ha ordenado a los propietarios de hoteles y de cibercafés locales que denuncien a los uigures que intenten utilizar sus servicios y les prohíban registrarse o conectarse en línea. Si los dueños de dichos negocios no lo hacen, serán condenados y sancionados conforme a la Ley Antiterrorista de la República Popular China.
El empleado de un hotel emplazado en Puyang reveló que la policía se refiere a los uigures de Sinkiang como «rebeldes». Si un uigur se registra en un hotel y el dueño del establecimiento no informa de inmediato la situación, el hotel en cuestión será clausurado o multado.
En un boletín publicado a principios del año 2019, un comité municipal del Partido en la provincia norteña de Hebei se refería a los uigures como «terroristas». La circular exigía resistir la infiltración de las tres fuerzas —terrorismo, separatismo y extremismo religioso— en el trabajo local y en grupos empresariales. Además, exigía llevar a cabo operaciones especiales de gobernanza en relación con la matriculación en escuelas privadas, actividades comerciales y económicas, logística y transporte, y comunicaciones de personas relacionadas con Sinkiang.
Los uigures también son rastreados y monitoreados de cerca cuando viajan en autobús o en tren. Una fuente que solicitó permanecer en el anonimato le proporcionó a Bitter Winter una notificación emitida por un departamento ferroviario de Henán relacionada con el «proceso de disposición para grupos focales clave», siendo los uigures de Sinkiang uno de esos grupos focales. Se les exige a los empleados ferroviarios que revisen cuidadosamente los boletos y las tarjetas de identificación de los uigures, asegurándose de que coincidan, y le informen de inmediato, mediante el intercomunicador, al conductor del tren sobre dicha persona, quien luego notificará a la policía ferroviaria. Posteriormente, el conductor y la policía deberán verificar la identidad de la «persona clave», controlar los artículos que lleve consigo tal persona y registrarlos como referencia.
Bitter Winter había informado anteriormente que los uigures de Sinkiang que hacen negocios o residen en otras regiones están sujetos a un estricto control por parte de las autoridades y tienen prohibido participar en cualquier tipo de actividad religiosa.
Un empresario musulmán uigur en la provincia suroriental de Fujian le dijo a Bitter Winter que agentes de la policía local lo visitan de tres a cuatro veces por mes y le toman una fotografía. A veces se le exige que envíe fotos de toda su familia o que informe sobre sus movimientos y paradero a la estación de policía local. También debe obtener un certificado mensual de la policía que demuestre que se encuentra fuera de Sinkiang para hacer negocios. El hombre dijo que no se atreve a tener en su hogar libros relacionados con la religión.
El Partido Comunista Chino (PCCh) ha confinado a más de un millón de musulmanes uigures y los adoctrina en campamentos de transformación por medio de educación bajo el pretexto de «combatir el terrorismo y mantener la estabilidad».