El 5 de octubre de 2018, soldados retirados de toda China llegaron a Shandong para expresar sus quejas, pero fueron reprimidos por el Estado por el que sacrificaron sus vidas.
por Zhang Wenshu
El 5 de octubre se cumplió el primer aniversario de la protesta de veteranos en Pingdu, una ciudad subprovincial de la provincia oriental de Shandong, donde los militares desmovilizados de toda China se reunieron para quejarse del maltrato que recibieron por parte del Gobierno al que habían servido durante años. La protesta se inició luego de que un grupo de 38 veteranos fuera interceptado y golpeado por agentes de policía cuando se dirigían a presentar una petición ante el Gobierno central de Pekín. Aproximadamente 20 participantes de la protesta de Pingdu fueron detenidos.
Bitter Winter habló con algunos de los participantes de la protesta para averiguar cómo se han visto afectadas sus vidas luego de haberse atrevido a enfrentarse al Gobierno pidiéndole que cumpla sus promesas.
Se intensifica el control sobre los veteranos
Según documentos confidenciales obtenidos por Bitter Winter, tras las protestas llevadas a cabo en Pingdu y en otras partes del país, el Gobierno incluyó a los veteranos entre los objetivos principales al implementar medidas de «mantenimiento de la estabilidad». Los que participaron en las protestas o presentan peticiones ante el Gobierno para que éste resuelva los problemas de los veteranos de manera frecuente han sido sometidos a un control aún más estricto; algunos han sido puestos bajo vigilancia las 24 horas del día.
Un veterano procedente de Shandong le dijo a Bitter Winter que había sido vigilado desde la protesta. Cuatro matones del hampa contratados por el Gobierno se turnan para vigilar al veterano fuera de su hogar. Ya sea que vaya a trabajar, visite a familiares o salga a caminar, es constantemente vigilado. El mismo debe solicitarles permiso a los funcionarios locales cada vez que desea abandonar el área. La estricta vigilancia se convirtió en un inconveniente para su empleador, razón por la cual fue despedido de su trabajo.
A otro veterano procedente de Shandong, el cual presentó numerosas peticiones ante el Gobierno, se le prohibió asistir al funeral de un pariente cercano debido a la vigilancia de 24 horas a la que fue sometido. «Defendí el país como un soldado, pero ahora me han puesto bajo arresto domiciliario», se quejó el veterano.
Otros veteranos han sido detenidos por cargos falsos. Un veterano peticionario procedente de la provincia central de Henán fue multado y enviado a un centro de detención, acusado de «fraude», luego de ser convocado por las autoridades locales para supuestamente hablar y resolver un asunto que había planteado anteriormente.
En el mes de marzo, otro veterano que había presentado numerosas peticiones ante el Gobierno, fue detenido, acusado de «extorsión y chantaje», a pesar de tener más de 80 años.
La mayor parte de los veteranos afirmaron que, tras haber participado en las protestas del año pasado, sus viajes habían sido obstruidos. «Cada vez que deslizo mi tarjeta de identificación para llegar a la autopista, los funcionarios me escoltan de regreso por la fuerza», le dijo a Bitter Winter un veterano procedente de Shandong. En una oportunidad, mientras viajaba, al no querer pasar la noche en un hotel por miedo a utilizar su tarjeta de identificación, quiso quedarse en la casa de un pariente. Para su sorpresa, cuando llegó a la casa del mismo vio cómo aproximadamente diez funcionarios gubernamentales bloqueaban la entrada, lo cual corroboró sus sospechas de que el Estado lo vigila de manera constante.
La vigilancia de veteranos se intensifica aún más durante reuniones políticas importantes o días festivos y celebraciones. Es así que, «a fin de mantener la estabilidad a toda costa», agentes de policía especialmente designados llevan a cabo vigilancias secretas e investigaciones.
Durante esos momentos, a cada funcionario gubernamental a nivel de base se le asigna la tarea de supervisión de algunos veteranos, debiendo reportar los movimientos de los mismos a sus superiores tres veces al día. Además, deben comunicarse con los veteranos para comprender sus tendencias ideológicas y evitar que viajen a Pekín a presentar una petición ante el Gobierno central.
A los veteranos se les prohíbe compartir comidas
En diciembre de 2018, un grupo de veteranos procedentes de la ciudad de Putian en la provincia suroriental de Fujian decidieron cenar juntos por primera vez en 40 años. A fin de organizar la reunión, compartieron información en WeChat, un sitio de mensajería sumamente popular en China. Resultó que la policía estaba vigilando al grupo, y a los veteranos se les prohibió reunirse. Agentes de policía amenazaron con obstaculizar las perspectivas de empleo de sus hijos si desobedecían dicha orden.
En un incidente similar acaecido en el mes de febrero, otro grupo de veteranos procedente de Fujian también se vio obligado a cancelar su reunión.
“Todos nosotros hemos pasado por una guerra. El Gobierno teme que nos reunamos y hablemos sobre asuntos políticos», afirmó un veterano. «Nunca pensé que tras servir al Partido Comunista durante tantos años, terminaríamos siendo vigilados incluso cuando celebramos reuniones».