Un miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso relata sus tres años y seis meses en prisión, donde fue obligado a comer cucarachas y se le prohibió ir al baño durante días.
por Deng Jie
La Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) es un nuevo movimiento religioso cristiano chino que ha sido severamente perseguido por el régimen durante años. Una vez arrestados, los miembros de la Iglesia a menudo son sometidos a brutales torturas para que revelen información sobre la IDT o renuncien a su fe.
Continuamente vigilado por matones de la prisión
Li Gang (utilizamos un seudónimo para proteger su identidad) fue arrestado hace cinco años por practicar su religión y permaneció encarcelado durante tres años y seis meses bajo el cargo de «organizar y utilizar una organización xie jiao para socavar la aplicación de la ley». El mismo cumplió su condena en una prisión emplazada en la provincia sureña de Cantón, donde fue recluido en un pabellón especial destinado a los presos políticos.
El mismo le dijo a Bitter Winter que los guardias acordaron que un recluso que cumplía una condena por cargos criminales dirigiera un equipo de prisioneros que debía supervisarlo las 24 horas del día. Ese método, comúnmente conocido como «equipo doble», suele ser empleado por los guardias carcelarios para intimidar a los presos de conciencia: miembros de la IDT, practicantes de Falun Gong y abogados defensores de los derechos humanos.
Los prisioneros «supervisados» deben obedecer al líder del equipo y permanecer a tres metros de él en todo momento. Deben pedir permiso para efectuar cualquier tipo de acción, ya sea comer, beber agua, usar el baño, cambiarse de ropa, dormir e incluso rascarse una picazón. No pueden hacer nada si el líder no lo permite.
«Podrían haber decidido que solo podía respirar, y nada más», recordó Li. «Si no hubiera obedecido las órdenes del líder, él hubiera utilizado la violencia contra mí. No podía hablar ni responderle a nadie, ya que, si lo hacía, me abofeteaban violentamente».
Adoctrinamiento y golpizas continuas
A fin de aplastarlos mentalmente, los miembros de la IDT son sometidos a adoctrinamiento obligatorio para que renuncien a su fe. Li le dijo a Bitter Winter que, al principio, los guardias lo hacían memorizar Los estándares para ser un buen alumno y niño (Di Zi Gui en chino, el antiguo manual basado en las enseñanzas del filósofo chino Confucio) y las reglamentaciones de la prisión, además de obligarlo a ver videos en los que se difamaba a la IDT.
«Todas las noches me exigían escribir lo que había aprendido de estos libros o videos mientras en la misma habitación se escuchaba muy fuerte un televisor», Li recordó otro método estándar utilizado en las cárceles de China para torturar a los prisioneros de conciencia. «A medida que pasaba el tiempo, comencé a escuchar zumbidos en mis oídos. Una vez liberado, descubrí que mi audición estaba gravemente afectada y que no podía escuchar a las personas si hablaban en voz un poco más baja de lo normal».
También era frecuentemente golpeado si a los guardias no les gustaban sus informes escritos o por cualquier otra razón que se les ocurriera. “Instruidos por los guardias, en una ocasión, los prisioneros que me supervisaban me llevaron hasta un rincón de mi celda y rompieron el papel que había escrito sobre los videos. Me abofetearon más de una docena de veces”, afirmó Li. El mismo recordó que durante el cuarto día de «clases», un interno lo abofeteó más de 100 veces. Las golpizas se convirtieron en una parte integral de su vida en prisión: casi todas las mañanas, los prisioneros lo despertaban abofeteándolo.
Se le prohibió usar el baño y fue obligado a comer cucarachas
El castigo de Li Gang se intensificaba cada día que se negaba a ser «transformado». «Durante aproximadamente un mes, el ‘líder del equipo’ no me permitió usar el baño durante el día; solo podía usarlo por la noche cuando todos los demás reclusos estaban dormidos», Li recordó la tortura a la que fue sometido en prisión. «No me permitieron defecar durante 16 días consecutivos. El líder me dijo que no podía usar el baño porque era menos que un animal».
Durante esos 16 días, bebió y comió muy poco, para aliviar el sufrimiento de no poder usar el baño. La tortura ha dejado un impacto duradero en su salud.
Una de las peores torturas que Li Gang experimentó en prisión fue cuando fue obligado a comer más de 100 cucarachas durante dos meses. A veces, diez cucarachas al día, tres o cuatro de una vez, y otras veces, cucarachas vivas.
«Algunas de las cucarachas eran más grandes que un grillo», recordó Li. «Mi ‘supervisor’ recluso atrapó una cucaracha y me la metió en la boca mientras aún estaba viva. No me permitió escupirla, amenazando con golpearme si lo hacía. Luego continuó metiendo cucarachas en mi boca, pero no me dejó tragarlas. Quería que se arrastran en mi boca primero, y recién después de ello me ordenó masticarlas cuidadosamente. El picante sabor me provocó náuseas. Me sentía insoportablemente angustiado». El interno amenazó a Li afirmando que, si «no estudiaba bien», tendría que comerse todas las cucarachas existentes en la habitación.