Zhang Ning, de 18 años, murió en circunstancias sospechosas en un campus escolar. En lugar de obtener ayuda y respuestas, la familia doliente enfrentó violencia y obstáculos.
por Han Sheng
Zhang Ning, un estudiante de preparatoria de 18 años, le escribió a su padre el 16 de junio: “¡Papá, feliz Día del Padre! No fumes ni bebas mucho. Estoy bien”. Envió el mensaje poco después de las 10 p.m. desde el campus de la preparatoria de Zhecheng en Shangqiu, una ciudad en la provincia central de Henán, donde él vivía.
Su padre, Zhang Jianshe, jamás imaginó que este sería el último mensaje de su hijo.
A la mañana siguiente, alrededor de las 5 a.m., Zhang Jianshe recibió una llamada telefónica del director de la clase de su hijo en la cual le pidió que fuera a la escuela porque Zhang Ning había tenido un accidente. Zhang Jianshe y su esposa estaban extremadamente ansiosos. No fue sino hasta que llegaron a la escuela que se les informó que su hijo había sido llevado al hospital porque “se encontraba mal”. La pareja corrió al nosocomio, pero, para entonces, el cuerpo de Zhang Ning ya había sido llevado a la morgue.
Vieron a su hijo en el refrigerador de una morgue y rompieron en llanto por el dolor. La madre de Zhang Ning no podía aceptar la realidad de la muerte repentina de su hijo. Preguntó al director cómo había muerto Zhang, pero el maestro solo dijo que murió después de que lo encontraron y ella no sabe nada más.
Ninguna respuesta por parte de la escuela; la policía interviene
Para averiguar la causa de la muerte de su hijo, los padres de Zhang Ning, acompañados por algunos de sus familiares, fueron a la escuela. Para su sorpresa, encontraron la puerta de la escuela cerrada y la administración del colegio les prohibió la entrada y se negó a discutir el asunto.
Ante la desesperación, el grupo de familiares comenzó a llorar afuera de la escuela. Al poco rato llegó la policía, pero no fue a ayudarles a resolver el caso de la muerte de su hijo. Por el contrario, a los familiares y a los espectadores les quitaron por la fuerza los teléfonos para impedirles tomar fotos o videos. Incluso las grabaciones antiguas, almacenadas en los teléfonos celulares de la familia Zhang, fueron borradas.
Video: Familiares están parados frente a la escuela y denuncian que el Gobierno no les ha ayudado a resolver el caso de la muerte de su hijo.
En la mañana del día 18, más de una docena de miembros de la familia Zhang regresaron nuevamente a la escuela, donde fueron recibidos por 30 policías. La policía también bloqueó el tráfico en las intersecciones cercanas.
Alrededor de las 9 de la mañana, la escuela permitió que tres representantes de la familia entraran a las instalaciones para una “mediación”. Sin embargo, lo que la familia Zhang nunca esperó fue que no solo la escuela y la policía no mencionaran la causa de la muerte de Zhang Ning, sino que, incluso, les ordenaran dejar de llorar afuera de la escuela, ya que era “contra la ley”. La policía amenazó con arrestarlos si seguían “provocando problemas”. La familia, que se quedó nuevamente sin nada –incluyendo la abuela de Zhang Ning, de más de setenta años–, lloró bajo el sofocante sol veraniego a las afueras de la escuela.
Video: La abuela de Zhang Ning, de más de setenta años, lloraba de tristeza en el suelo afuera de la escuela.
Algunos transeúntes comenzaron a grabar la escena, pero un grupo de oficiales de policía pronto los rodeó y los amenazó con “emprender acciones inmediatas” contra ellos si algún video o foto se publicaba en línea. Luego, los oficiales forzaron a los integrantes de la familia Zhang a meterse a las patrullas.
Video: Meten por la fuerza a los miembros de la familia Zhang a patrullas y luego se los llevan.
La hermana de Zhang Ning logró grabar lo que estaba ocurriendo, pero siete u ocho policías de inmediato la atacaron y le arrebataron su teléfono. Los policías le gritaron bruscamente que grabar a la policía era contra la ley. Los dos sobrinos de Zhang Jianshe recibieron golpes y fueron amenazados con ser golpeados a muerte por “atacar a la policía”.
Las acciones de la policía despiertan la indignación pública
Quienes fueron testigos de la escena trataron de avergonzar a la policía, diciéndoles: “Su hijo murió y a los padres no se les permitió siquiera llorar”. Las personas estaban impactadas porque la policía arrestó a los familiares del chico fallecido en lugar de ayudarlos a encontrar la causa de su muerte. “Con el malvado Partido Comunista en el poder, las personas no tienen a dónde acudir para obtener respuestas, ni siquiera en casos como este”, comentaron los testigos. “El Partido Comunista controla todo como le viene en gana y las personas simplemente tienen que sufrir y soportar la injusticia”.
Aunque Zhang Ning, de 18 años, murió en su escuela y la causa de su muerte se desconoce, el Gobierno local no solo no hizo una investigación, sino que trató de impedir que la familia averiguara la verdad. La familia todavía no sabe cómo murió su hijo ni por qué las autoridades trataron de encubrirlo todo.
En China, buscar justicia significa “provocar al Estado”
Los intentos de las personas por salvaguardar sus derechos e intereses legítimos en China –especialmente cuando involucra al Gobierno y las instituciones nacionales– son considerados cada vez más como “un disturbio” o “una provocación” y, a menudo, son reprimidos.
En marzo, cientos de padres de familia que se quejaron acerca de que había comida enmohecida en la cafetería de la Escuela Experimental de Qizhong en Chengdu, la capital de la provincia suroccidental de Sichuan, fueron rociados con gas pimienta y arrestados por la policía. Mientras tanto, la compañía causante de la contaminación alimentaria fue protegida; incluso las publicaciones en línea relacionadas con el incidente han sido borradas. El Gobierno dio a conocer resultados de pruebas que establecen que “la comida cumplía con los estándares de seguridad”.
Zhang Xuezhong, abogado de derechos humanos y experto en derecho constitucional, comentó: “Cuando veo la constante oleada de noticias acerca de que nuestros hijos son maltratados en la escuela o son dañados debido a vacunas en mal estado y alimentos tóxicos, no me sorprende en absoluto. Cada vez que pasa algo como esto, el Gobierno no se enfoca en hacerse cargo de los malhechores y perpetradores, sino que, más bien, se enfoca en los padres que buscan una explicación”.