El santuario de Nuestra Señora del Monte Carmelo situado en Henán y una enorme cantidad de iglesias católicas emplazadas por todo el país han sido hostigados por el régimen chino.
por Li Guang
Se destruyó un altar y se eliminó una estatua de la Virgen María
A finales de septiembre, el altar dedicado a la Virgen María en el santuario de Nuestra Señora del Monte Carmelo, situado en la provincia central de Henán, fue demolido por orden del Departamento de Trabajo del Frente Unido y de la Agencia de Asuntos Religiosos de la ciudad de Linzhou. La única estatua de la Virgen María que quedaba en pie en el santuario, conservada dentro de las ruinas de la Iglesia de Nuestra Señora situada en la cima de la montaña, fue desmantelada y llevada a los pies de una iglesia.
El santuario ha sido objeto de represiones durante años. La iglesia que se hallaba situada en la montaña, construida durante los primeros años del siglo XX, fue casi completamente destruida por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial y por los Guardias Rojos durante la Revolución Cultural. A finales de la década de 1970, los creyentes comenzaron a regresar al santuario para celebrar su fe con peregrinaciones y liturgias.
En el año 1987 se prohibieron las grandes peregrinaciones al sitio, limitando así la cantidad de peregrinos a 300. Veinte años después, el Gobierno provincial anunció que el santuario sería destruido con explosivos. Presionadas por los católicos chinos y por la comunidad internacional, las autoridades suspendieron los planes, pero prohibieron por completo las tradicionales peregrinaciones anuales al santuario el 16 de julio de ese año, calificándolas de «actividades religiosas ilegales». Durante la noche del 5 de junio de 2018, el viacrucis del santuario fue destruido por la fuerza.
“El Gobierno considera el Monte de Nuestra Señora como una amenaza. No se sentirá tranquilo hasta que lo destruya», afirmó un católico local con enojo.
Testigos presenciales le informaron a Bitter Winter que ese día de septiembre, un feligrés se sentó frente a una excavadora que había sido llevada al lugar para quitar el altar, intentando detener la demolición, pero las autoridades lo sacaron a rastras. El altar fue rápidamente destruido y sus restos tuvieron que ser enterrados en un pozo.
“No podemos hacer nada al respecto. Xi Jinping está siguiendo los pasos de Mao Zedong; es similar a la Revolución Cultural», comentó un miembro del clero católico. Los católicos locales son reacios a abandonar el Monte de Nuestra Señora a pesar de las medidas represivas gubernamentales. Dado que no se permite efectuar actividades religiosas en la montaña, el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, los creyentes se reunieron a sus pies para rezar.
Según un infiltrado en el Gobierno, la ciudad de Linzhou es uno de los objetivos clave del equipo provincial de inspección religiosa, y algunos funcionarios locales han sido sancionados por «reprimir la religión de manera ineficaz».
«El Gobierno afirma en público que los creyentes también son ciudadanos y deben ser respetados, pero durante las reuniones internas, se dice que los creyentes son enemigos y que la religión debe ser erradicada, a pesar de la libertad de creencias prescrita por la Constitución china», le dijo el funcionario a Bitter Winter.
Varios lugares católicos fueron demolidos o clausurados
El 30 de octubre, el Gobierno del condado de Guantao, administrado por la ciudad a nivel de prefectura de Handan, en la provincia norteña de Hebei, envió a aproximadamente 300 policías para que demolieran una iglesia católica aprobada por el Gobierno, alegando que ocupaba ilegalmente tierras de cultivo. El sacerdote y varios cientos de creyentes se arrodillaron a rezar afuera de la iglesia, intentando detener la demolición. Vigilaron la iglesia durante toda la noche, pero todo fue en vano.
Al día siguiente, los funcionarios gubernamentales ordenaron destruir la iglesia. Dos presbíteros ingresaron a la misma para protestar por la demolición, pero fueron brutalmente sacados a rastras del lugar. Poco después, y en medio de los afligidos gritos de los feligreses, la iglesia fue convertida en una pila de escombros.
Video: La cruz está siendo retirada de la iglesia.
«El Gobierno persigue a la religión, temiendo que la creciente cantidad de creyentes pueda amenazar su régimen», afirmó con impotencia un creyente local. “El Partido Comunista Chino (PCCh) no es razonable. No podríamos proteger a la iglesia aunque arriesgáramos nuestras vidas”.
A mediados de julio, más de 30 funcionarios del condado de Linzhang, administrados por la ciudad Handan, en Hebei, irrumpieron en una iglesia católica que no formaba parte de la Asociación Patriótica Católica China (APCC) y ordenaron retirar su cruz y una estatua de la Virgen María que se hallaba situada en el patio. Posteriormente, los mismos clausuraron la iglesia.
Un católico procedente de la ciudad de Taiyuan, en la provincia norteña de Shanxi, le dijo a Bitter Winter que, en octubre de 2018, el lugar de reunión al que pertenecía fue clausurado por negarse a unirse a la APCC. Desde entonces, los miembros de la congregación se turnan para celebrar misas en sus hogares, informándose mutuamente sobre el lugar y la hora de las reuniones minutos antes de la celebración de las mismas.
Un lugar de reunión católico que se hallaba emplazado en el condado de Suiling, en la provincia nororiental de Heilongjiang, fue clausurado en julio de este año por negarse a unirse a la APCC. La congregación conformada por aproximadamente 100 creyentes ahora celebra misa de manera secreta en un viñedo cercano.
Tras el acuerdo entre el Vaticano y China del 2018, el Vaticano permitió que los católicos se unieran a la APCC, pero afirmó que las comunidades que se nieguen a hacerlo por razones de conciencia deben ser «respetadas». Parece que las autoridades del PCCh no entendieron la parte de «respetar» a los objetores de conciencia.