Tras haber retirado el crucifijo de una iglesia emplazada en la aldea de Xiahuang el día de Navidad, los funcionarios gubernamentales ordenaron desalojar el lugar de culto el 1 de enero.
por Wang Yong
Desde la firma del acuerdo entre el Vaticano y China del 2018, la situación de las comunidades católicas chinas que se niegan a registrarse ha ido de mal en peor. La provincia suroriental de Jiangxi no es una excepción, ya que la persecución de los objetores de conciencia católicos que se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC) sigue vigente en este nuevo año.
«En el año 2020 estarán en una situación mucho peor», le dijo el director de la Agencia de Asuntos Religiosos local a la congregación de una iglesia católica emplazada en la aldea de Xiahuang, el 1 de enero. Aproximadamente a las 6 de la tarde de ese día, la estatua de la Virgen María, la cual había sido instalada en la iglesia hacía seis meses a un costo de aproximadamente 40 000 yuanes (alrededor de 5800 dólares), fue retirada por orden del Gobierno del distrito de Linchuan de la ciudad de Fuzhou.
Mientras la grúa levantaba la estatua de mármol blanco, la cual pesaba aproximadamente media tonelada, su cabeza se desprendió, cayendo al suelo y provocando un ensordecedor ruido. “Nuestros corazones realmente nos dolieron en ese momento. No a causa del dinero, sino porque el Gobierno está destruyendo nuestras creencias”, le dijo a Bitter Winter un miembro de la congregación.
Una semana antes de que la estatua de la Virgen María fuera demolida, en la víspera de Navidad, nueve funcionarios distritales y de la aldea expulsaron a los creyentes de la iglesia. El día de Navidad, los funcionarios regresaron al lugar, acompañados por oficiales de policía, y ordenaron retirar el crucifijo de la iglesia.
«Repararemos la estatua nosotros mismos. Le mostraremos al mundo las pruebas de cómo el Partido Comunista Chino [PCCh] nos persigue mientras promueve una ‘sociedad armoniosa’ y se jacta de la libertad religiosa», añadió otro creyente. “La iglesia está vacía ahora. Incluso se llevaron los escritorios y las sillas”.
El sacerdote de la iglesia alentó a la congregación a aferrarse a sus creencias sin importar lo difícil que se vuelva. Una creyente de edad avanzada comentó que la mayoría de los feligreses tienen entre setenta u ochenta años y son incapaces de oponer resistencia contra el Gobierno. «Tenemos que sufrir en silencio y tragarnos nuestras penas», afirmó con tristeza.
Video: El crucifijo está siendo retirado del muro.
Otras iglesias católicas emplazadas en el distrito de Linchuan también han sido objeto de medidas represivas a manos del Gobierno. La iglesia de Xijia, construida en el año 2013 a un costo de alrededor de un millón de yuanes (unos 144 000 dólares), de 200 metros cuadrados, fue clausurada a principios de mayo de 2019 bajo el argumento de que «la congregación era demasiado extensa». Los creyentes eliminaron todos los símbolos religiosos y las estatuas, ocultándolos. Poco después, el Gobierno publicó en la entrada de la iglesia un eslogan en el que se promueven los valores socialistas centrales.
Sin un lugar donde practicar su fe, la congregación continuó celebrando reuniones en secreto. Celebraron la misa de Navidad en una casa deshabitada y fría. A pesar de sus intentos de mantener la celebración en secreto, poco tiempo después, la policía local convocó al líder de la iglesia para interrogarlo.
En el condado de Poyang de Jiangxi, en la ciudad a nivel de prefectura de Ji’an y en otras localidades, las iglesias católicas que se negaban a unirse a la APCC fueron clausuradas, y las autoridades confiscaron las pinturas y los símbolos y libros religiosos. Las congregaciones continúan perseverando: celebran misa a las 5 de la mañana, de manera secreta, para evitar ser perseguidos.