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Las autoridades universitarias monitorean estrictamente los pensamientos y las creencias de los estudiantes y del personal.
En marzo de 2017, una universidad en la provincia de Heilongjiang emitió un documento con un “plan de emergencia” que declaraba que difundir la religión en las universidades y colegios estaba estrictamente prohibido. Eso significaba que establecer lugares para reunirse o formar grupos y organizaciones para comunicarse también se consideraba ilegal y sujeto a castigo.
Esa fue solo una de las formas en las que la universidad buscó establecer medidas de prevención y de control para prohibir a los estudiantes creer en Dios.
A los estudiantes se les prohibió participar en el aprendizaje y actividades gratuitas de lenguas extranjeras. Esto se hizo para “oponer resistencia a la infiltración de religiones extranjeras ilegales e impedir que se utilicen por parte de organizaciones religiosas ilegales extranjeras”.
A los misioneros se les impidió llevar a cabo actividades de infiltración religiosa aprovechándose de la admisión de nuevos estudiantes, de las vacaciones de invierno y verano, del servicio voluntario, de la reducción de la pobreza y la ayuda a los necesitados, las actividades de prácticas sociales y otras oportunidades de ese tipo.
También se enfatizó la necesidad de “fortalecer el manejo de maestros extranjeros y estudiantes internacionales y de revisar estrictamente los procedimientos para emplear y designar a maestros extranjeros”.
Para monitorear a los estudiantes diariamente, el plan estipulaba que “deben realizarse cuestionarios y deben llevarse a cabo seminarios de manera regular, y se necesita un contacto frecuente y cercano con los estudiantes para entender lo que están pensando”. Las creencias y las ideologías religiosas de maestros y estudiantes serían evaluadas de manera regular y se monitorearían estadísticamente cada semestre, y cualquier cambio debía informarse de inmediato. El plan decía: “Deben crearse archivos de seguimiento. Deben calcularse cifras exactas y la situación debe clarificarse con una meta definida”.
De una manera más perniciosa, se estableció un sistema de informes basado en incentivos para “ofrecer ciertas recompensas materiales, de acuerdo a la situación, para aquellos que descubran actividades misioneras en los campus e informen proactivamente a las autoridades universitarias”.
Finalmente, se pondría atención particular a las minorías étnicas, incluyendo a estudiantes de Sinkiang, Tíbet y Mongolia. Se declaró en el plan que sus teléfonos celulares, sus cuentas de WeChat, QQ y otras cuentas en línea se monitorearían. Las actividades o los pensamientos que no estuvieran alineados con los ideales del Partido se informarían de inmediato.
Un mensaje de “tres fuerzas” fue considerado también particularmente imperativo. Las “tres fuerzas” o los “tres males”, según los define el Partido Comunista de China son el terrorismo, el separatismo y el extremismo religioso. En cuanto a los reportes mediáticos, son uno de los principales temas en la lista de Xi Jinping y en el pasado ha llamado a intensificar la presión en contra de los “tres males”.
Otras fuentes para controlar las creencias religiosas en instituciones de educación superior incluían forzar a los estudiantes a firmar un “acuerdo de no fe” obligatorio y “rechazar la solicitud de admisión de estudiantes religiosos al Partido Comunista”.
Informado por Piao Junying