El PCCh continúa clausurando y demoliendo lugares de culto budistas a lo largo de toda China. Ni siquiera escapan de la represión los que han sido aprobados por el Gobierno.
por Yang Xiangwen
El Templo de Qingliang emplazado en el condado de Huailai, administrado por la ciudad de Zhangjiakou, en la provincia norteña de Hebei, fue construido durante el reinado del emperador Wanli (1563-1620), el 14.º emperador de la dinastía Ming, y albergaba una pagoda de siete pisos, la cual era sumamente popular entre la comunidad local.
En octubre del año pasado, el Gobierno local dinamitó la pagoda alegando que «había sido construida sin contar con la aprobación requerida». Con un fuerte ruido, el edificio fue convertido en ruinas en medio de un espeso humo. Ese mismo día también se demolió el Templo de Qingliang.
Video: La pagoda budista de siete pisos que se hallaba situada en el Templo de Qingliang fue dinamitada en el mes de octubre.
Según un testigo presencial, varios oficiales de policía armados acordonaron la intersección que conducía a la pagoda para evitar que los aldeanos protestaran contra la demolición. El Gobierno local exigió bloquear el servicio de telefonía móvil en toda la zona para evitar filtraciones de información. Una budista que vivía en el templo intentó ingresar para llevarse sus pertenencias, pero fue detenida por los oficiales de policía, quienes le advirtieron que arrestarían al que intentara ingresar.
Un budista local le dijo a Bitter Winter que el Templo de Qingliang original había sido destruido hacía algunos años y había sido reconstruido en el año 2014 gracias al dinero donado por la población local. La reconstrucción había sido aprobada por la Asociación Budista China local, así como también por los Gobiernos del condado, el poblado y la aldea. La pagoda fue construida tres años después.
A mediados de agosto, los funcionarios locales le ordenaron al director del templo que lo demoliera o, de lo contrario, el Gobierno lo haría por él. «El templo y la pagoda eran propiedad de la aldea, pero el Gobierno los destruyó sin tener en cuenta los sentimientos de los residentes», afirmaron con ira los aldeanos.
Una pagoda situada en un templo budista emplazado en la provincia oriental de Shandong también fue repetidamente reprimida. Según un budista local, la pagoda de 13 pisos, construida en el año 2018, tenía 75 estatuas en total. Una vez construida, varios funcionarios locales acudieron a la misma para efectuar una inspección y concluyeron que debido a que no se había emitido ninguna aprobación, según la política del Gobierno central, la pagoda era una construcción ilegal. Los mismos amenazaron al director del templo con multarlo y demoler la pagoda si no quitaba las estatuas. El budista se rehusó a hacerlo.
La presión contra el templo no disminuyó y en mayo de 2019 el director tuvo que retirar todas las estatuas. A fines de junio, una gran cantidad de miembros del personal gubernamental y de seguridad pública unieron fuerzas para demoler la pagoda, pero no lo consiguieron. Los budistas locales temen que la pagoda sea destruida eventualmente.
En el mes de mayo, la Agencia de Asuntos Religiosos local de la ciudad de Taian en Shandong clausuró el Templo de Zengfu, expulsando a todos los monjes que vivían en sus instalaciones, debido a que el mismo no poseía el certificado de registro de lugar de actividad religiosa. Durante los dos meses siguientes, los funcionarios regresaron al templo en dos oportunidades para efectuar inspecciones. Recién dejaron de acosar al templo cuando vieron que su patio estaba cubierto de maleza y que todas las estatuas budistas habían desaparecido.
Un infiltrado en el Gobierno local le dijo a Bitter Winter que el Estado teme que los miembros de los grupos religiosos que no controla puedan tener contactos con países extranjeros, en particular con Estados Unidos. «El Gobierno quería evitar revueltas ya que en el año 2019 se celebraba el 70 aniversario de la fundación de la República Popular China», comentó la fuente.