En China, escribir para Bitter Winter es considerado un crimen. Cuarenta y cinco de nuestros reporteros fueron arrestados. Veinte aún permanecen bajo custodia, pero no sabemos dónde; en realidad, ni siquiera podemos confirmar que estén vivos.
por Marco Respinti
De agosto a diciembre de 2018, cuarenta y cinco colaboradores de Bitter Winter fueron arrestados en China por informar la verdad sobre la persecución religiosa y el severo hostigamiento de las minorías étnicas. Los principales medios de comunicación de todo el mundo han cubierto esta flagrante violación de los derechos humanos y la libertad de prensa.
En el mes de febrero de este año y nuevamente en junio, Bitter Winter puso al día a sus lectores sobre el destino de sus cuarenta y cinco colaboradores. Una buena parte de ellos han sido liberados, pero siguen siendo vigilados. Los otros permanecen en la cárcel. Un año después de los arrestos, ha llegado el momento de efectuar una nueva actualización.
Veinte de los cuarenta y cinco permanecen detenidos en China. Dieciocho se encuentran encarcelados en Sinkiang, un vasto territorio que el Partido Comunista Chino (PCCh) está transformando en un archipiélago de centros de detención. Incluso los ciudadanos que aún no han sido detenidos son controlados de manera sistemática por medio de dispositivos de alta tecnología.
Contamos con nueva información sobre solo uno de los dieciocho. El mismo fue transferido a un campamento de transformación por medio de educación emplazado en la ciudad de Hami tras un año de detención. No se sabe nada de los diecisiete restantes. De hecho, Sinkiang es un territorio vedado, como bien saben los lectores de Bitter Winter, por lo cual es casi imposible obtener información sobre los que se encuentran detenidos allí.
Tenemos noticias de uno de los reporteros que fue liberado. El mismo es una de las cuatro personas que fueron arrestadas el año pasado en la provincia china norteña de Shanxi. Ha sido sometido a más de seis meses de cárcel «bajo sospecha de proporcionar ilegalmente secretos de Estado en el extranjero», lo que en el idioma orwelliano del PCCh significa enviar información independiente a los medios de comunicación occidentales. Fue liberado bajo fianza, ya que la evidencia en su contra era escasa. Actualmente se encuentra en su hogar, pero está obligado a permanecer en su ciudad y debe estar listo para presentarse ante la policía cuando estos así lo dispongan.
El reportero que hizo posible que Bitter Winter publicara el primer y hasta ahora único video del interior de uno de los temibles campamentos de transformación por medio de educación de Sinkiang era uno de los cuarenta y cinco arrestados, y aún se encuentra entre los desaparecidos en acción que se esfumaron sin dejar rastro.
La esperanza es lo último que se pierde, pero a medida que pasa el tiempo, las posibilidades de obtener más información sobre los desaparecidos o de verlos regresar a su hogar van disminuyendo. Esto debería preocupar y alarmar a todos los amigos de la libertad de prensa que forman parte de la comunidad internacional.