Familiares de miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso que fueron enviados a campos de internamiento son vigilados por el Estado y forzados a pasar por una «conversión política».
por Li Benbo
Las políticas de control de alta presión que el PCCh (Partido Comunista Chino) está imponiendo sobre las minorías musulmanas de Sinkiang también se están transfiriendo a otros grupos de la sociedad. Los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) –el grupo religioso más perseguido en China– en la región se han vuelto objetivos clave de represión y están siendo encerrados cada vez en mayor número en campamentos de transformación por medio de educación. Tan pronto como alguien termina ahí, a sus seres queridos no sólo les costará trabajo saber algo de ellos: también serán amenazados e intimidados y las autoridades pasarán por encima de sus derechos fundamentales y su dignidad humana.
Esperan noticias indefinidamente
“Yo sólo sé que está en una clase [campamento de transformación por medio de educación]. En cuanto a la ubicación exacta, nadie la conoce”, dijo con impotencia el esposo de una miembro de la IDT que fue detenida. Después de que su esposa fue arrestada, contactó a sus conocidos para tratar de saber algo acerca de su paradero. En Sinkiang, donde todo el mundo tiene miedo de ser arrestado, nadie se atrevió a hacer o decir nada sobre el asunto. El hombre sigue sin saber nada sobre su esposa.
La madre de una creyente de la IDT contó a Bitter Winter que, después de que su hija fue arrestada en abril pasado, ella había ido a una estación local de policía y oficinas comunitarias en repetidas ocasiones, en un intento por indagar qué le había ocurrido. No sólo se le privó del derecho de conocer el paradero de su hija, sino que también se le negó poder visitarla y la policía puso su número telefónico en la lista negra.
A pesar de eso, y desesperada por encontrar a su hija, la mujer siguió preguntando a los funcionarios a dónde había sido llevada y si seguía con vida. Sin embargo, hasta su petición de mandarle una muda de ropa le fue negada.
Muchos otros familiares de los miembros de la IDT que fueron arrestados recibieron amenazas de la policía para que no buscaran a sus seres queridos. “Buscarlos no será benéfico para ustedes”, advirtió la policía.
Tres categorías de lealtad al PCCh
Los familiares de los creyentes detenidos muy a menudo se vuelven sujetos de monitoreo y vigilancia por parte del Gobierno.
De acuerdo con un informe de Human Rights Watch, en Sinkiang el PCCh analiza el nivel de lealtad política de los musulmanes túrquicos dividiéndolos en tres categorías: “confiables”, “promedio” y “no confiables”. Los que son considerados como “no confiables” son detenidos en campamentos de transformación por medio de educación. Quienes pertenecen a las otras dos categorías seguirán estando sujetos a vigilancia y adoctrinamiento.
Esta política se ha estado aplicando ampliamente a los miembros de la IDT y a sus familiares; a los últimos a menudo se les coloca en los grupos de lealtad “promedio” o “no confiables”. Como resultado, los funcionarios designados se mudan a su casa para monitorear y “transformar” su ideología.
La esposa de un miembro de la IDT de la prefectura de Hotan que está detenido en un campamento de transformación por medio de educación contó a Bitter Winter que en diciembre pasado –justo tres horas después de que su esposo fue arrestado– dos funcionarios del comité del condado se mudaron a su casa. Observaban y monitoreaban todos y cada uno de los movimientos de ella y de su familia con el pretexto de “brindar seguridad a los familiares”. Cuatro días después, fueron enviados más empleados a su casa todos los días para averiguar sobre las creencias religiosas de su esposo y otros miembros de la familia. Todas las conversaciones fueron grabadas.
Funcionarios locales le ordenaron cooperar con el Gobierno, ya que están utilizando un sistema de calificación para medir su adhesión a los requisitos del Estado. Si accede a cooperar y lo hace bien, recibirá una calificación alta y, tal vez, su esposo pueda ser liberado un poco antes. Si no lo hace, recibirá una calificación baja, lo cual sería desfavorable para su esposo. El acoso diario y la vigilancia disminuyeron sólo después de que su casa fue calificada como “confiable”.
Los familiares de otro miembro de la IDT que fue arrestado pasaron por el mismo calvario. La policía dijo sin rodeos que todos los familiares, incluyendo el esposo, los hijos y los padres, han sido categorizados como “promedio” o “no confiables” y ahora son blanco de la vigilancia del Gobierno. También deben informar a la estación local de policía cuandoquiera que dejen el área local.
Familiares son forzados a “estudiar” y asistir a ceremonias de izamiento de la bandera
“No importa si otras familias no asisten a las ceremonias de izamiento de la bandera. Resulta inaceptable que mis familiares no asistan a ellas”, dijo con impotencia una pariente de un miembro de la IDT que fue arrestado. “Cuando se acerca el momento de la ceremonia de izamiento de la bandera o de los ‘estudios’, los funcionarios o bien nos llaman o vienen a nuestra casa para obligarnos a ir”. Las autoridades de Sinkiang han utilizado la asistencia a las ceremonias nacionales de izamiento de la bandera como una de las herramientas para “transformar” a los musulmanes de la localidad en ciudadanos patriotas.
Esta clase de política de coerción y de culpa por asociación la hace sentir deprimida y miserable. “Es doloroso, como si me enterraran una daga en el corazón”, se lamentó la mujer.
Muchas más familias de creyentes de la IDT que han sido detenidos revelaron que constantemente reciben presiones para participar en ceremonias de izamiento de la bandera donde agentes de policía comunitarios toman fotos de cada asistente. La participación en las ceremonias de izamiento, afirman los funcionarios, puede ayudar a decidir la liberación temprana de sus familiares detenidos.
Los familiares también son forzados a asistir a “clases” semanales; esto es, a transformación por medio de educación. El aprendizaje involucra, primordialmente, estudiar la Constitución y los discursos de Chen Quanguo, secretario del Partido Comunista de Sinkiang.
“El Gobierno fuerza a las personas a meterse a un callejón sin salida. No hay libertad ni derechos humanos en lo absoluto”, se quejó uno de los familiares.