Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Los videos más exitosos del Foro para la Libertad Religiosa en Europa (FOREF, por sus siglas en inglés) siempre denunciaron la persecución en contra de los refugiados de la Iglesia de Dios Todopoderoso en Corea del Sur. Una mano oscura (o, mejor dicho, una mano roja) los eliminó brutalmente.
Los Gobiernos provinciales y municipales están intensificando las purgas en contra de iglesias y templos para demostrar a sus superiores sus logros en la represión de la religión.
El Gobierno constantemente está apropiándose de los lugares de adoración budistas y taoístas. Los creyentes son dispersados y la religión es reemplazada con actividades culturales “rojas”.
Cuotas de arrestos, bonos en efectivo, multas y otros métodos de “el palo y la zanahoria” se utilizan ampliamente para incitar a funcionarios y agentes de policía a que repriman a las personas de fe.
Cada palabra y cada movimiento de los creyentes ahora es rastreado mientras las iglesias y los templos son incluidos en el proyecto masivo de vigilancia para las áreas rurales a nivel nacional.
El Gobierno ordena cambiar la apariencia de los templos, prohíbe las palabras religiosas y las ceremonias tradicionales. Algunos creyentes terminan bajo custodia policiaca.
Una nueva medida de control impuesta sobre las iglesias aprobadas por el Gobierno amenaza con cerrar cualquier sitio religioso que pierda puntos por desobedecer al régimen.
Alguna vez fue un actor famoso en China. Luego se convirtió a la Iglesia de Dios Todopoderoso y escapó de la persecución religiosa huyendo a Corea del Sur. El PCCh sigue persiguiéndolo incluso ahí.
Cualquier persona que rente a una iglesia doméstica puede ser castigada con una multa elevada… de hasta 30 000 dólares. La medida, apoyada con propaganda, ha dejado a muchas iglesias sin hogar.
El PCCh está vigilando y arrestando a misioneros extranjeros a lo largo de China como parte de una campaña a nivel nacional y fuerza a los creyentes a reunirse en secreto y a esconder su fe.
Los líderes del PCCh en Sinkiang afirman que la mayoría de los internos de los campamentos han encontrado “un trabajo apropiado”. De hecho, no han sido liberados, sino que son obligados a trabajar en fábricas construidas dentro de los campamentos.
Con el fin de asegurarse de que sus actos arteros no se hagan públicos, las autoridades andan detrás de los delatores que los exponen. Las personas arrestadas podrían enfrentar severos castigos.
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