Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Luego de que CNN revelara la destrucción de cementerios uigures llevada a cabo por el PCCh, la propaganda china afirmó que solo se trataba de noticias falsas. El poeta uigur Aziz Isa Elkun nos cuenta la verdadera historia.
El PCCh ha creado una lista de grupos religiosos prohibidos. En la actualidad, les está diciendo a los abogados que no pueden argumentar en la corte que sus miembros acusados son inocentes, y que si deciden hacerlo tendrán que atenerse a las consecuencias.
Los creyentes no solo corren peligro de ser arrestados por reunirse en lugares de culto no autorizados, incluso unirse a un grupo religioso en línea puede traer como consecuencia la persecución.
Tras el arresto del propietario de una librería cristiana en línea, los compradores fueron rastreados e investigados a lo largo de toda China como parte de la campaña del PCCh contra las «publicaciones ilegales».
Al pueblo chino se le prohibió celebrar la Navidad, pero se le instó a homenajear y a adorar al gran timonel, Mao Zedong, en su 126.º natalicio, el 26 de diciembre.
Si el acoso directo no ayuda a «transformar» y a hacer sucumbir a los sacerdotes al Gobierno del régimen, entonces se intimida a los familiares de los miembros del clero y se aterroriza a las congregaciones.
Para frenar el desarrollo del budismo tibetano y «hanificarlo», el PCCh intensifica los esfuerzos de represión mediante la vigilancia y el adoctrinamiento de los creyentes religiosos.
El presidente chino, como Mao Zedong antes que él, está tratando de proponerse a sí mismo como un objeto de adoración más digno que Dios. Bitter Winter ha seleccionado algunos informes típicos sobre este desarrollo extraño pero preocupante.
Nuevos informes sobre destrucción de la arquitectura islámica y eliminación de símbolos religiosos procedentes de la capital de China, Pekín, y de la provincia nororiental de Jilin.
Al ser catalogado como una secta peligrosa, este nuevo movimiento religioso chino ha sido prohibido por el PCCh durante casi 30 años. En el año 2019, sufrió más persecuciones.
El Gobierno chino ofrece recompensas financieras por denunciar a los creyentes que se esconden huyendo de la persecución y utiliza tácticas intimidatorias contra sus familiares.
Por temor a que la gran población budista de China se vuelva difícil de controlar, el régimen está acelerando los esfuerzos para eliminar los símbolos religiosos.
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