Su nueva investigación detalla (citando ampliamente a Bitter Winter) el intento de suprimir la transmisión de la identidad religiosa y cultural de un pueblo a través de la desintegración de familias.
por Marco Respinti
Según algunas evaluaciones, los campamentos de transformación por medio de educación situados a lo largo de Sinkiang ‒la región que los uigures prefieren llamar Turquestán Oriental‒ albergan a 3 millones de musulmanes turcos que han sido detenidos ilegalmente, ya que ninguno de ellos fue sometido a juicio, siendo sus únicos delitos su origen étnico y su fe religiosa.
El más meticuloso experto en este tema es el académico alemán Adrian Zenz, investigador independiente y supervisor de doctorado en la Escuela Europea de Cultura y Teología de Korntal en Alemania. El mismo se especializa en el estudio de las políticas de minorías étnicas chinas, los sistemas educativos de minorías, la contratación pública (especialmente la contratación relacionada con maestros y policías/seguridad), la documentación de licitaciones públicas, el presupuestos de seguridad nacional, y las prácticas de seguridad en la región tibetana china y en Sinkiang. Es autor de “Tibetanness” under Threat? Neo-Integrationism, Minority Education and Career Strategies in Qinghai, P.R. China (¿Tibetanos bajo amenaza? Neointegracionismo, educación de las minorías y estrategias de carrera en Qinghai , República Popular China) (Leiden [Holanda] y Boston: Global Oriental, 2013) y coeditó Mapping Amdo: Dynamics of Change (Mapeo Amdo: dinámica del cambio) (Praga: Instituto Oriental, 2017).
Hace un año, la primera vez que publicó su investigación sobre la población de los campamentos de Sinkiang, la cantidad de detenidos «desprogramados» por el régimen chino era de 1 millón. Por lo que, según fuentes, la cifra se ha triplicado en más o menos 12 meses. Mientras tanto, Pekín pretende hacer creer que estos campos de detención son «centros de formación profesional», establecidos para combatir el extremismo religioso violento. No obstante, Bitter Winter ha sido capaz de mostrar la realidad, publicando el primer y único video desde el interior de uno de esos temibles campamentos, y el propio Dr. Zenz ha expuesto recientemente la verdadera naturaleza trágica de esas instalaciones.
Existe otra tragedia dentro de esta tragedia, y su nombre y narrativa son las familias desintegradas. Musulmanes y turcos en Sinkiang son de hecho detenidos y recluidos por grupos familiares enteros. Los padres son detenidos, y también lo son los abuelos, tíos, tías y primos. Por lo tanto, sólo los niños menores de edad permanecen fuera de los campamentos. Esto atrae la atención del Partido Comunista Chino (PCCh) –deseoso y ávido de colocar sus garras sobre la nueva generación para educarla en la lealtad ideológica, negando su identidad cultural y religiosa. Bitter Winter también ha documentado los impactantes centros de «reeducación» para niños uigures en otro de sus escalofriantes videos. No es de extrañar, entonces, que la nueva, profunda y valiosa investigación del Dr. Zenz sobre la desintegración intencional de familias perpetrada por el régimen chino para lograr tanto el aniquilamiento del pueblo turco de la región como el control total sobre la educación de lo que quedará tras sus redadas, tenga abundantes referencias a Bitter Winter.
Titulado Break Their Roots: Evidence for China’s Parent-Child Separation Campaign in Xinjiang (Quebrar sus raíces: evidencia de la campaña china de separación de padres e hijos en Sinkiang) (Vol. 7, Nro. 7, Julio del 2019), y publicado en The Journal of Political Risk, una revista con revisión de expertos, fundada en mayo de 2013 en Nueva York, el ensayo del Dr. Zenz, se basa principalmente en documentos oficiales disponibles, de los que es capaz de sacar el máximo provecho.
Niños en “un estado extremadamente lamentable”
El Dr. Zenz observa que la situación de los uigures, de otros musulmanes, y de las minorías turcas en Sinkiang ha empeorado desde la primavera de 2017, luego de que el Sr. Chen Quanguo se convirtió en Secretario del PCCh para la Región Autónoma Uigur de Sinkiang (XUAR) ‒y es por ello que los planes de Estados Unidos de imponer sanciones selectivas en virtud de la denominada «Ley Magnitsky» se concentran en él.
No obstante, la «[…] escala y la naturaleza exacta de la separación intergeneracional» que la política del Gobierno chino ha provocado y está provocando, «[…] ha sido extremadamente difícil de determinar,» debido a «[…] una completa carencia de informes oficiales y a la negación del Estado de que esta campaña de confinamiento incluso esté siendo implementada”. Por otra parte, tal y como subraya el académico alemán, algunos familiares piensan «[…] que estos niños son confinados en orfanatos» o «[…] alojados en escuelas públicas regulares con internados». Su investigación no podía ser más oportuna, ya que presenta y analiza sistemáticamente «[…] toda la evidencia disponible respecto a la separación intergeneracional iniciada por el Estado en el contexto de la campaña de reeducación política y confinamiento de Sinkiang».
El informe del académico alemán considera los acontecimientos que tuvieron lugar en la segunda mitad del 2018 y combina cuatro fuentes diferentes: «En primer lugar, testimonios existentes de ex detenidos y de sus familiares indican de manera bastante consistente que los niños cuyos padres están siendo sometidos a algún tipo de confinamiento son enviados a orfanatos o internados, siendo este último el caso más frecuente. En segundo lugar, los planes del Gobierno muestran que el Estado les está exigiendo a las autoridades locales y a las escuelas que lidien de forma integral con los niños cuyos padres se encuentren sometidos a algún tipo de confinamiento. En tercer lugar, los documentos oficiales dan testimonio de un conjunto completo de políticas, la mayoría de ellas iniciadas dentro de los primeros seis meses del despliegue de Chen Quanguo en Sinkiang, diseñadas para aumentar sistemáticamente la capacidad del Estado para albergar a niños de todas las edades en internados educativos altamente centralizados y colmados de medidas de seguridad. En cuarto lugar, los informes gubernamentales y las licitaciones de construcción evidencian la construcción de tales internados de alta seguridad en el sistema de educación pública y a través de centros especiales de protección infantil».
A pesar de la retórica de los «centros de protección especial”, en muchos lugares, los niños son tratados de forma miserable. Un testigo, “[…] un maestro voluntario de etnia han”, quien «[…] realizó una publicación en el sitio web del Colegio de maestros de Jiangxi», afirma que «[ …] los niños se encontraban en un estado extremadamente lamentable, con ropa delgada a pesar del frío clima de diciembre. El salón de clases estaba colmado de un hedor insoportable ya que los niños no se lavaban ni se cambiaban de ropa». No obstante, añadiendo crimen al crimen, el régimen del PCCh sostiene que «[…] los hijos de padres detenidos obtienen significativos beneficios de esta separación».
Un plan sistemático para secuestrar y adoctrinar niños
Sin embargo, existe más que maltrato. La imagen que ofrece el Dr. Zenz es la de un proyecto ideológico intencional que apunta a controlar no solo el presente de Sinkiang, a través de los campamentos, sino también su futuro, a través del adoctrinamiento de los niños. La tecnología también es abundantemente utilizada en pos de lograr dicha meta. «En particular», tal y como observa, «este cuidado estatal está siendo implementado en internados altamente seguros y centralizados, independientemente de cualquier tutela que estos niños puedan o no tener. Impulsado por presupuestos multimillonarios, plazos ajustados y sofisticados sistemas de bases de datos digitales, esta campaña sin precedentes le ha permitido al Gobierno de Sinkiang asimilar y adoctrinar a los niños en entornos cerrados al separarlos de sus padres».
La religión ‒Bitter Winter lo documenta diariamente‒ es el enemigo público nº 1 del Estado, pero ahora nos damos cuenta, gracias al Dr. Zenz, de que la familia viene poco después, sobre todo, porque la familia es el lugar donde se transmiten los valores religiosos y la identidad cultural. En la actualidad, la separación de los hijos de sus padres y familiares «[…] puede tomar varias formas y grados, incluyendo el cuidado completo durante toda la jornada laboral, durante semanas laborales completas, y la separación total a largo plazo. Al tomar en cuenta la amenaza que representa que el sistema educativo de Sinkiang obliga a los niños a denunciar a sus padres, es seguro asumir que la influencia de los padres, en general, y la transmisión intergeneracional cultural y religiosa, en particular, están siendo drásticamente reducidas. En algunos casos, es muy posible que la influencia de los padres sea casi completamente eliminada». ¿Necesita alguien alguna otra prueba para llamar a la China roja un Estado totalitario?
Uno de los varios ejemplos concretos presentados en el informe del Dr. Zenz brinda una idea completa de lo que realmente está sucediendo en la XUAR. «Para fines de febrero de 2017», escribe, «Sinkiang había comenzado la construcción de 4387 preescolares ‘bilingües’ (es decir, centrados en el idioma chino), con un ingreso previsto de 562 900 nuevos estudiantes. Esta campaña se centró en el sur rural, hogar de la mayor parte de la población uigur, y se implementó con suma urgencia. Varios informes de noticias indican que la construcción se realizó a ritmo acelerado, utilizando un refrán chino que se refiere a ‘espolear a un caballo a toda velocidad’ con un látigo (快马加鞭). Se dijo que la coordinación entre los departamentos gubernamentales involucrados en la rápida y eficiente construcción de escuelas se llevó a cabo ‘como un comando militar’ (军令状). Se suponía que la construcción de los centros preescolares se completaría a tiempo para el comienzo del nuevo año escolar en septiembre. No obstante, la prefectura de Jotán incluso exigió que la construcción de los centros preescolares se completara antes del 25 de julio. Esta campaña de construcción masiva y acelerada se financió a través de préstamos de bancos estatales por un total de 8 mil millones de yuanes sólo para las regiones minoritarias del sur. Solo en la prefectura de Kasgar, los subsidios del Gobierno central para la construcción de centros preescolares ascendieron a 767,6 millones de yuanes», es decir, casi 1200 millones de dólares (esto es equivalente a 8000 millones de yuanes) invertidos en el secuestro y adoctrinamiento de niños para asegurar la continuidad del Estado represivo.
El «experimento de Sinkiang» y el futuro de todos nosotros
Lo que el Dr. Zenz llama en su conclusión «[…] una campaña estatal coordinada para promover diferentes formas de separación intergeneracional» ya ha alcanzado un aterrador objetivo intermedio. De hecho, «[p]ara mayo de 2019», explica el académico alemán, «El Gobierno de Sinkiang es literalmente capaz de ‘criar’ al menos a decenas de miles, si no a cien mil o más niños». Incluso luego de que el Estado libere a los padres, » […]los niños pueden permanecer en centros de cuidado o internados a tiempo completo al menos durante la semana laboral, lo que significa que el Estado tiene más tiempo para influir en la siguiente generación que los padres. […] Con la expansión de sofisticadas instalaciones de cuidado e internados, los estudiantes pueden permanecer separados de sus padres durante semanas laborales completas y posiblemente más tiempo. Esto casi seguro no es una coincidencia, sino un intento deliberado de ‘quebrar las raíces’ y cambiar a las sociedades minoritarias turcas a través de reingeniería social coercitiva».
Si bien su investigación ha sido ampliamente revisada por el periódico italiano La Stampa y utilizada por la BBC para elaborar un original informe sobre el tema, el Dr. Zenz no tiene dudas al respecto: este «[…]desarrollo de mecanismos de control social a largo plazo» es » […] una clara indicación de que el objetivo a largo plazo [del PCCh] en Sinkiang es un genocidio cultural selectivo, diseñado para alterar y alinear completamente los corazones y las mentes de la siguiente generación con la ideología del PCCh».
Aquí vamos de nuevo –la terrible y prohibida palabra que comienza con G. Cada vez que se le pide a China que rinda cuentas por lo que les está haciendo a sus ciudadanos, todo termina en genocidio, ya sea la atroz práctica de sustracción de órganos o la violación de jóvenes en Sinkiang. ¿Cuánto tiempo soportará el resto del mundo esta horrible situación, documentada por especialistas, académicos, organizaciones no gubernamentales (ONG) y organizaciones internacionales?
Si el resto del mundo continúa rehuyendo y no mira a los gobernantes chinos directamente a los ojos, Pekín transformará el «experimento de Sinkiang» en una política nacional, tal vez también lo exporte a lo largo de las nuevas Rutas de la Seda. La XUAR es solo el comienzo, ya que […] China está utilizando a Sinkiang como un laboratorio para tecnologías avanzadas de vigilancia y métodos de vigilancia predictiva. Si el Estado considera que la separación intergeneracional es un método exitoso para suprimir la transmisión de la identidad religiosa y cultural, es posible que adapte y aplique este enfoque en otras partes de China. Los métodos coercitivos de reingeniería social que actualmente están siendo probados en Sinkiang pueden convertirse en un modelo para otras regiones chinas, o incluso para otros Estados autoritarios a lo largo de la BRI «, es decir, la Iniciativa Cinturón y Carretera a través de la cual Pekín está comprando o conquistando grandes porciones del mundo.
«Lo que vemos en Sinkiang», le dice el Dr. Zenz a Bitter Winter para resumir su investigación y ser aún más claro, «es un genocidio cultural selectivo que se está implementando con una sofisticación tecnológica sin precedentes, vastos recursos financieros, planificación detallada y ejecución al estilo militar”. El futuro de los niños de Sinkiang es el futuro de nuestros niños: el mundo debería entenderlo mejor rápidamente.