A las iglesias y a los creyentes se les confiscan los textos religiosos que no han sido aprobados por el Estado, entre los que se incluye la Biblia, y los mismos son reemplazados por propaganda socialista.
por Zhang Feng
Durante el segundo semestre de 2019, como parte de la campaña nacional tendiente a «erradicar la pornografía y las publicaciones ilegales«, el Partido Comunista Chino (PCCh) puso en marcha numerosas operaciones para confiscar libros y material impreso de carácter religioso no aprobados por el Estado. Ni siquiera escapan de la represión los libros populares tradicionales, tales como los Himnos de Canaán y La canción del espíritu (靈 歌集), los folletos evangélicos, los calendarios religiosos y los abanicos que posean contenido religioso. En las iglesias solo están permitidos las biblias y los himnarios aprobados por el Estado, junto con la propaganda gubernamental y los libros de Confucio.
Los materiales religiosos «prohibidos» son eliminados
El predicador de una iglesia de las Tres Autonomías emplazada en la ciudad de Panshi de la provincia nororiental de Jilin, le dijo a Bitter Winter que funcionarios gubernamentales habían realizado numerosas inspecciones en su lugar de culto en busca de materiales religiosos «ilegales». «Los mismos registraron el podio, los armarios, la caja de donaciones y el piano, e incluso revisaron los cojines de las sillas y los bolsos de los miembros de la congregación», afirmó el predicador al recordar una de las redadas. «Amenazaron con clausurar la iglesia si hallaban algún libro prohibido».
«Dichas inspecciones se están convirtiendo cada vez más en una norma», secundó un pastor perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías procedente de la ciudad de Dandong, en la provincia nororiental de Liaoning. «Los funcionarios de las agencias de cultura y asuntos religiosos locales frecuentemente vienen a investigar, ya sea abiertamente o en secreto, si tenemos publicaciones ‘ilegales’. Solo se nos permite utilizar el himnario publicado por el Gobierno, el cual tiene una gran cantidad de himnos que no sabemos cómo cantar, entre los que se incluyen algunas canciones de alabanza al Partido. Nos sentimos muy mal por esto».
Los libros procedentes del extranjero son reprimidos de manera particularmente severa
Un predicador perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías procedente de Dunhua, una ciudad a nivel de condado de la provincia de Jilin, fronteriza con Corea del Norte, le dijo a Bitter Winter que la Agencia de Asuntos Religiosos local había convocado una conferencia el 19 de noviembre del año pasado para hablar sobre la prohibición de libros religiosos procedentes del extranjero. Las iglesias en las que se hallaron tales publicaciones fueron amenazadas con su clausura inmediata.
«Los funcionarios gubernamentales prohíben todo tipo de contacto con Corea del Sur y no están permitidas las publicaciones sobre cristianismo procedentes de dicho país», afirmó un predicador perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías procedente de la ciudad de Panshi de Jilin. «Incluso, el hecho de tener una página de tales libros es razón suficiente para ser sancionado».
Los creyentes coreanos que viven en la ciudad de Huadian de Jilin se quejaron de que luego de la confiscación de las Biblias en coreano, solo les quedaron las versiones en chino. «Si no podemos entenderlas, ¿cómo podremos utilizarlas?» preguntó uno de ellos. «El PCCh quiere que nos dispersemos».
“Dos semanas después de la confiscación de todas las biblias procedentes de Hong Kong y Corea, funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos local trajeron tres grandes paquetes de publicaciones sobre leyes para que las exhibiéramos en la iglesia. Pero nadie quiere leerlas», le dijo a Bitter Winter un creyente de la Iglesia de las Tres Autonomías procedente de la ciudad de Tonghua de Jilin.
Mientras tanto, como parte de la campaña tendiente a confiscar libros religiosos procedentes de EE. UU. y Taiwán, el Gobierno arresta propietarios de librerías cristianas, rastrea a sus clientes y confisca las publicaciones compradas.
«La policía afirmó que todos los libros que no hayan sido aprobados por el Estado deben ser confiscados porque ponen en peligro la seguridad nacional», un cristiano procedente de la provincia oriental de Zhejiang recordó la conversación que tuvo con un oficial que se presentó en su hogar para confiscar los libros religiosos que había pedido. «Me dijeron que si hubiera compartido los libros con otras personas habría tenido más problemas».
Los creyentes esconden sus Biblias
A principios de 2018, como parte de su política de «sinización» religiosa, el PCCh propuso publicar una versión revisada de la Biblia que reflejara los valores socialistas centrales.
El 26 de noviembre de 2019, durante un simposio organizado por la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y su Comité de Asuntos Étnicos y Religiosos, se pidió expresamente reevaluar la interpretación de la religión: volver a compilar y revisar todas las doctrinas y cánones religiosos que no estuvieran en línea con la ideología comunista y los valores socialistas centrales, para «seguir el ritmo de los tiempos».
«Cuando el Gobierno le añada su propaganda a la Biblia, ya no tendremos acceso a las enseñanzas puras», se lamentó un cristiano procedente de la ciudad de Ningbo de Zhejiang. «Muchos creyentes ya han escondido sus biblias para evitar que las mismas sean confiscadas».
Temiendo que sus biblias fueran confiscadas y reemplazadas por las versiones editadas por el PCCh, algunos pastores pertenecientes a la Iglesia de las Tres Autonomías procedentes de la ciudad de Xinyu, en la provincia suroriental de Jiangxi, comenzaron a organizar grupos de estudio de la Biblia para ayudar a sus congregaciones a recordar algunos de sus versículos.
«Actualmente estamos experimentando el mismo destino que durante la Revolución Cultural, cuando las biblias eran confiscadas o quemadas», comentó uno de los pastores. «Estamos copiando la Biblia a mano para conservar las palabras de Dios para nosotros, en caso de que nuestras biblias sean confiscadas».