Numerosas mezquitas de la provincia de Gansu fueron despojadas de sus cúpulas y símbolos de luna creciente, provocando ira entre la población musulmana hui local.
por Li Wensheng
Linxiá, la capital de la Prefectura autónoma hui de Linxiá en la provincia noroccidental de Gansu, conocida como la «pequeña Meca» de China, es el centro de la vida religiosa de las personas de etnia hui. En el mes de marzo, en medio del brote de coronavirus, el Gobierno local decidió alterar ampliamente las mezquitas de la zona para que parecieran más tradicionalmente chinas.
«Si hubieras estado en las calles de la ciudad en el mes de marzo, habrías visto numerosas mezquitas rodeadas de andamios y con gente trabajando en ellas», le dijo un residente de Linxiá a Bitter Winter. El mismo mencionó los nombres de algunas mezquitas «sinizadas»: Nanguan, Laohua, Qianheyan, Tiejia y Baijiazhuang. En algunas de ellas, las modificaciones ya habían comenzado a fines del año pasado.
Un infiltrado en el Gobierno local le reveló a Bitter Winter que el Gobierno de la prefectura está rectificando mezquitas porque, durante su visita a la provincia de Gansu el año pasado, el presidente Xi Jinping indicó que el trabajo religioso era una tarea sumamente importante. Debido a ello, los funcionarios locales intensificaron la campaña de «sinización» de mezquitas, por temor a perder sus puestos. La fuente también reveló que el Gobierno planea reducir el número de mezquitas en la prefectura en al menos 400. «Si un municipio tiene tres mezquitas, las mismas serán fusionadas en una sola», explicó. «Las cúpulas de las mezquitas serán removidas y reemplazadas por estructuras de estilo chino».
Pingliang, Lanzhou y otras ciudades de Gansu también están intensificando sus esfuerzos para «sinizar» las mezquitas.
A fines de marzo, en la mezquita de Qinlong emplazada en la aldea de Nantai, administrada por el distrito de Kongtong de Pingliang, se colocó una pancarta con la leyenda: «Ceremonia de inicio de la construcción de rectificación». Las cúpulas y los minaretes situados en lo alto de la mezquita, construidos en el año 1946, fueron rodeados de andamios, esperando ser demolidos y reemplazados por estructuras acordes con las características chinas.
En el mes de abril, la mezquita de Shuiluo, la única mezquita que queda en pie en el condado de Zhuanglang de Pingliang, fue despojada de sus tres cúpulas.
Ese mismo mes, una gran cantidad de mezquitas emplazadas en Lanzhou, la capital de Gansu, fueron preparadas para ser rectificadas, y a algunas ya se les habían demolido sus símbolos islámicos. Entre ellas se encontraban la mezquita de Haishiwan, la mezquita situada en la calle Gonglin del distrito de Chengguan de la ciudad y la mezquita de Tumendun emplazada en el distrito de Qilihe.
La cruzada de rectificación de mezquitas implementada en toda la provincia ha causado resentimiento entre los residentes de etnia hui. Uno de ellos le dijo a Bitter Winter que tales hechos son «una mancha en la historia que afecta la unidad nacional».
Un hombre de etnia hui procedente de Lanzhou cree que las acciones llevadas a cabo por el Gobierno son ilegales. «Si fueran legales y razonables, no habría pancartas que dijeran: ‘No se permite tomar fotos ni grabar videos’ en las cercas de construcción colocadas frente a las entradas a las mezquitas», afirmó. «El Gobierno del Partido Comunista Chino [PCCh] es autocrático, su poder se encuentra por encima de la ley. Xi Jinping hace lo que quiere. Los que se opongan a estas rectificaciones serán esposados y enviados a un campamento. Si el PCCh quiere arrestarte durante la epidemia, afirmarán que estás infectado con coronavirus, y nadie sabrá a dónde te envían ni de qué manera puedes llegar a ser ejecutado». El hombre piensa que las rectificaciones de mezquitas son esfuerzos sin sentido. «Es un gran desperdicio de mano de obra y dinero», añadió el mismo. «Nunca podrán sacudir los cimientos de nuestras creencias, pero este accionar ha expuesto el vergonzoso comportamiento del PCCh».
Un residente de etnia hui en Pingliang piensa que «Xi Jinping trata al pueblo hui de manera más feroz y dura que Mao Zedong». «El Gobierno solo nos permite vivir si lo obedecemos sumisamente», añadió.