A fin de implementar su plan quinquenal tendiente a «sinizar» a todos los musulmanes que se encuentran fuera de Sinkiang, el PCCh continúa demoliendo los símbolos islámicos y «transformando» a los creyentes.
por Ling Tian
Dali, una ciudad a nivel de condado famosa por su casco antiguo, situada en la provincia suroccidental de Yunnan, atrae a innumerables turistas cada año. A pesar de su popularidad, la ciudad también se ha convertido en uno de los objetivos del Partido Comunista Chino (PCCh) para reprimir la cultura religiosa, como parte de su plan quinquenal tendiente a «sinizar» a todos los musulmanes que se encuentran fuera de la Región Autónoma Uigur de Sinkiang.
A principios de abril, el Gobierno demolió las cúpulas y los símbolos de luna creciente y estrella de las mezquitas de la Puerta Sur y de la Puerta Oeste de la ciudad. En el interior de las mismas ahora abundan consignas en las que se promueven los valores socialistas centrales y carteles dedicados a la «sinización» del islam.
«Los símbolos son demolidos debido a la política estatal de ‘sinizar’ el islam», le dijo un miembro de la mezquita de la Puerta Sur a Bitter Winter. «Todo lo que estaba escrito en árabe en la mezquita ha sido eliminado».
En el mes de mayo, la sala de culto de la mezquita de Wuliqiao del Sur fue despojada de tres cúpulas y de sus símbolos de estrella y luna creciente. Según un residente de etnia hui, la mezquita había recibido un aviso de demolición procedente del Gobierno municipal y de la Agencia de Asuntos Religiosos. La gente esperaba que la mezquita se salvara debido al brote de coronavirus, pero la demolición se llevó a cabo según lo planeado.
«El Gobierno afirmó que las cúpulas deben ser demolidas porque representan la infiltración de una cultura extranjera», afirmó con impotencia el residente. «Esta es la marginación del pueblo hui».
El Gobierno también «sinizó» un dormitorio para estudiantes establecido por la sucursal Dali del Instituto Islámico Kunming en la mezquita de Wuliqiao del Sur. Las ventanas en forma de arco del edificio fueron reemplazadas por ventanas cuadradas. El pasado mes de septiembre, en una calle de comida halal situada cerca de la mezquita, se cubrieron o pintaron los escritos en árabe y los elementos islámicos existentes en los letreros de los restaurantes hui, y se colgaron banderas nacionales en las entradas de dichos lugares.
El propietario de un restaurante halal le dijo a Bitter Winter que el Gobierno había emitido un aviso en el que exigía cubrir o pintar todos los letreros en árabe, o de lo contrario, los negocios que los tuvieran serían clausurados. «Todos tienen que solicitar un letrero ahora, y no se aprueba nada que esté escrito en árabe, solo en chino», explicó el hombre. «Dali es una ciudad turística y sigue siendo uno de los objetivos de la persecución religiosa».
«Incluso los escritos en árabe sobre las vajillas están prohibidos», continuó afirmando el hombre. «Es nuestro idioma, pero cuando lo usamos en China, el Estado afirma que somos separatistas. Esta represión contra el islam es a nivel nacional; es como una segunda Revolución Cultural. El Estado quiere restringir el desarrollo de las religiones y hacer que todas las personas solo crean en el Partido Comunista».
El PCCh también organiza actividades de capacitación y de otro tipo para acelerar la «transformación» del clero islámico a través del adoctrinamiento obligatorio. En septiembre del año pasado, la Asociación Islámica de la provincia norteña de Hebei organizó una capacitación para imanes sobre la «sinización del islam» en la capital de la provincia, Shijiazhuang. A los participantes se les exigió «amar al Partido y al país» y organizar actividades religiosas de acuerdo con las políticas del Estado, integrando a sus enseñanzas las políticas nacionales, la cultura tradicional china, los valores socialistas centrales y otros requisitos estipulados por el PCCh. Todos los participantes recibieron una copia de las «Medidas de gestión interna islámica», las cuales estipulan explícitamente que el criterio principal para seleccionar a los miembros del clero es «el apoyo al Partido Comunista Chino y al sistema socialista».
«La ‘sinización’ de la religión es como una correa mediante la cual el Estado arrea a los creyentes», afirmó con impotencia un imán procedente de Hebei. «El PCCh quiere erradicar nuestras creencias lentamente».