Las medidas afectan directamente las bases de una de las “tres enseñanzas” de la espiritualidad y la religión tradicionales chinas, junto con el confucianismo y el budismo.
Como Bitter Winter informó anteriormente, autoridades chinas dañaron y destruyeron estatuas de Laozi, considerado el fundador del taoísmo. Varios templos taoístas de diferentes regiones del país están siendo atacados y las autoridades han prohibido actividades religiosas, como la quema de incienso.
El Templo Hin, un templo taoísta ubicado en el condado de Fang, bajo la jurisdicción de la ciudad de Shiyan en la provincia central de Hubei, se encuentra entre ellos.
Con autorización del Gobierno, en diciembre de 1993, el Templo Hin fue designado como lugar histórico y cultural importante y protegido a nivel provincial. Tras la designación, sus actividades religiosas siempre han prosperado y el templo recibió miles de visitantes a diario.
Sin embargo, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha cambiado de idea. El 20 de septiembre de 2018, el Gobierno del condado de Fang convocó a una reunión en la que anunció que quemar incienso para orar era una actividad supersticiosa que contaminaba el medio ambiente e indicó que era una práctica con la que había que acabar. Las autoridades le ordenaron además al jefe del Templo Hin que retirara del templo todos los artículos relacionados con actividades religiosas y les prohibió a los sacerdotes taoístas utilizar su traje tradicional.
A los sacerdotes taoístas no les quedó más remedio que aceptar. El jefe del templo indicó que los sacerdotes que habían considerado el templo como su hogar durante décadas se sintieron desanimados y se marcharon. Los que decidieron quedarse se han convertido en los guardianes del templo y custodian el lugar.
Un funcionario del condado explicó que el movimiento contra el templo es similar a los de la Revolución Cultural y que las autoridades confían en unidades, incluidas la Oficina de Asuntos Religiosos, la Fiscalía Popular, el Departamento de Organización y la Agencia de Seguridad Pública, para hacer cumplir sus órdenes. Si se descubre a los funcionarios gubernamentales quemando incienso serán entregados al Departamento de Organización. Por su parte, los civiles que sean descubiertos quemando incienso serán entregados a la Oficina de Seguridad Pública.
“El Partido Comunista es un partido revolucionario. Si alguien no quiere escucharlos, terminan por convertirlo en ‘revolucionario’ por la fuerza. ¿Quién se atrevería a desobedecerlos?”, indicó un peregrino taoísta.
En el condado de Gaolan, bajo la jurisdicción de la ciudad de Lanzhou, provincia de Gansu, al noroeste de China, el Templo Baiyi también ha sufrido un ataque similar.
En octubre de 2018, con el pretexto de “promover la construcción popular y eliminar las tradiciones anticuadas”, las autoridades chinas le ordenaron al jefe del Templo Baiyi que “cerrara la sala principal del templo y entregara las llaves”, según explicó una fuente.
Ahora, el templo tiene prohibido admitir visitantes, de modo que a esas personas se les prohíbe de facto practicar su religión: no pueden quemar incienso ni llevar ofrendas en papel, cantar o encender velas. Por si fuera poco, los templos deben colgar retratos de Mao Zedong, izar la bandera nacional e instalar cámaras de seguridad.
La misma persecución contra los templos taoístas se está extendiendo a la provincia central de Henán. En septiembre de 2018, un funcionario del Gobierno del poblado de Cijian, una división del condado de Xin’an, bajo la jurisdicción de la ciudad de Luoyang en Henán, informó a los principales sacerdotes de cuatro templos locales, incluido el Templo del Padre Fundador y el Templo del Emperador de Jade, que se había decidido que ya no se les permitiría quemar incienso. El funcionario también les ordenó a los principales sacerdotes que entregaran las llaves de sus templos en un plazo de tres días.
Obligados por la presión del Gobierno, los principales sacerdotes entregaron sus llaves sin poder hacer nada y, de acuerdo con las solicitudes del Gobierno, retiraron los letreros de los templos, destruyeron los incensarios, arriaron las banderas taoístas y, en su lugar, izaron la bandera nacional.
Informado por Cai Congxin