Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
En China, las estatuas budistas están siendo demolidas una por una debido a que el Partido Comunista Chino está intensificando su campaña para librar al país de su simbolismo religioso.
Un informe proporcionado por un infiltrado en el Gobierno destaca la gravedad de la persecución religiosa llevada a cabo en el año 2018.
En el debate sobre el decepcionante informe relativo al Examen Periódico Universal, las ONG manifestaron su descontento. Algunos insistieron en el tema de la persecución religiosa.
Durante las Dos Sesiones, aumentaron los esfuerzos por «mantener la estabilidad» y «prevenir y controlar». Se prohíbe viajar, y enormes cantidades de ciudadanos espías recorren las calles.
La troika que incluye a Arabia Saudita, Kenia y Hungría, entrega un documento que simplemente enumera la opinión de diferentes países sobre los derechos humanos en China, sin tomar ninguna posición al respecto.
El informe anual sobre derechos humanos elaborado por Estados Unidos destaca a China como el peor infractor y denuncia torturas contra el pueblo uigur, Falun Gong y la Iglesia de Dios Todopoderoso.
En el corazón del comunismo continúan las mentiras y los engaños, ya que propiedades son destruidas y familias son destrozadas para ocultar la pobreza de las estadísticas oficiales.
Las autoridades de Sinkiang detuvieron a Dilshat Oralbai a principios de 2018, junto con sus dos hermanas y un hermano. Activistas y familiares luchan por su liberación.
El Partido Comunista Chino (PCCh) intenta controlar las finanzas de la Iglesia de las Tres Autonomías obligando a la institución a depositar el dinero que recibe, es decir, los donativos de los cristianos, en cuentas bancarias controladas por el Gobierno.
La renombrada activista Rushan Abbas lanza una nueva e importante iniciativa en 33 ciudades de 15 países, iniciando hoy en Washington D.C., y Bitter Winter la acompaña.
Utilizando el pretexto de evitar que «fuerzas occidentales» amenacen al régimen del PCCh a través de la religión, las autoridades no escatiman esfuerzos para reprimir y clausurar iglesias domésticas.
Toda la región está siendo estrictamente vigilada por el Gobierno chino y el control llevado a cabo por el PCCh continúa extendiéndose hacia el exterior.
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