Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Para algunos pequeños establecimientos privados que luchan por sobrevivir a los cierres de emergencia a causa del coronavirus en China, la «ayuda» del Gobierno llegó en forma de golpizas, saqueos e intimidación.
Luego de las implacables medidas represivas del PCCh contra la Iglesia de Dios Todopoderoso, numerosas familias quedan destrozadas cuando sus seres queridos son enviados a prisión a causa de su fe.
Mientras el PCCh se jacta vigorosamente de «ser la gran potencia socialista que derrotó al coronavirus», surgen trágicos relatos de maltrato.
Un creyente de la Iglesia de Dios Todopoderoso, arrestado a causa de su fe, fue torturado durante seis días antes de ser sentenciado a seis años de prisión.
Ciudadanos chinos que debieron afrontar medidas de prevención del coronavirus extremadamente severas y rígidas en su país comparten sus historias de pérdida y dolor.
Una creyente de la Iglesia de Dios Todopoderoso relata la experiencia por la cual tuvo que pasar mientras cumplía una condena de cinco años en prisión a causa de su fe, donde fue sometida a trabajos forzados.
Creyentes de la Iglesia de Dios Todopoderoso relatan la difícil experiencia por la que tuvieron que pasar al intentar evadir la persecución del PCCh en medio del brote de coronavirus.
Luego de las restricciones impuestas por la nueva ley religiosa del Gobierno chino, se clausuraron numerosos orfanatos privados situados a lo largo de todo el país, privando a los niños de amor y cuidado.
Los creyentes de este grupo cristiano prohibido son severamente perseguidos y a menudo son enviados a la cárcel, donde son adoctrinados y sometidos a trabajos forzados.
El PCCh continuó reprimiendo lugares protestantes no registrados en esta provincia nororiental china, arrestando y multando tanto a creyentes como a miembros del clero.
El Gobierno hostigó a estos lugares de culto protestantes utilizando una amplia variedad de pretextos: desde «que molestaban a los vecinos» hasta «que apoyaban las protestas de Hong Kong».
Además de los musulmanes, los testigos de Jehová y los creyentes de la Iglesia de Dios Todopoderoso y de otros grupos perseguidos también son enviados a campos de internamiento para ser «transformados».
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