El PCCh reprime templos, exige eliminar los símbolos y prohíbe las costumbres relacionadas con el budismo tibetano.
por Zhang Feng
La popularidad del budismo tibetano ha crecido considerablemente durante la última década entre los residentes urbanos de China continental, dando como resultado una creciente represión a manos del Partido Comunista Chino (PCCh). Un documento emitido por un Gobierno local de la provincia china norteña de Hebei en marzo del año pasado exige investigar a fondo la propagación del budismo tibetano. Las medidas incluyen investigaciones sobre las enseñanzas de los monjes, análisis de las ceremonias de iniciación de los monjes novicios y otras actividades religiosas. El documento también exige determinar si los budistas chinos se convierten al budismo tibetano, investigar cómo se organizan sus actividades, así como también recopilar y analizar información sobre los elementos de la arquitectura y los símbolos del budismo tibetano existentes en los lugares budistas chinos.
En toda China se están adoptando medidas represivas similares y las autoridades locales reprimen todo lo relacionado con el Tíbet.
El 22 de noviembre de 2019, una estatua de “Kwan Yin de los tres rostros” de 17 metros de altura que se hallaba situada en el Templo de Yunkong, un lugar de culto perteneciente a la tradición budista china, emplazado en el condado de Pianguan de Xinzhou, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia norteña de Shanxi, fue convertida en escombros a pesar de la fuerte oposición de los creyentes locales. Un funcionario gubernamental le reveló a Bitter Winter que la principal razón para desmantelar la estatua fue que la misma había sido consagrada según las tradiciones del budismo tibetano.
Según un budista local, el 28 de octubre, funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD, por sus siglas en inglés) del condado y oficiales de policía bloquearon el acceso al templo con cinta de barricada y enviaron oficiales para que vigilaran la intersección cercana. Los funcionarios les ordenaron a los trabajadores que cortaran los pies de la estatua con un taladro eléctrico.
Los creyentes locales se dirigieron apresuradamente al templo para detener la demolición, pero fueron detenidos por los oficiales de policía. Una mujer de aproximadamente 60 años se desmayó tras ser empujada al suelo, pero no fue llevada al hospital de inmediato. La demolición se suspendió temporalmente cuando varios creyentes se acostaron frente a la estatua.
Varios días después, los funcionarios del UFWD regresaron al templo. Uno de ellos les dijo a los creyentes que la estatua de Kwan Yin tenía que ser demolida porque el Gobierno central quiere detener la propagación del budismo tibetano por temor a que «se infiltre y divida a China». Dado que el presidente Xi Jinping promueve la «sinización» de la religión y quiere controlar a todos los creyentes religiosos, continuó, el que se oponga a la demolición de la estatua «será considerado desleal al Partido e investigado como si fuera un criminal». El funcionario añadió que las religiones desafían la supremacía de la ideología comunista, por lo tanto, el PCCh no permite que existan.
“No tenemos ningún lugar donde quejarnos de esto. Quien se oponga al Gobierno será etiquetado como contrarrevolucionario y encarcelado”, se lamentaron los amenazados creyentes.
En mayo de 2019, el Gobierno del condado autónomo Du’an Yao, administrado por la ciudad de Hechi de la Región Autónoma de Zhuang de Guangxi, emitió una notificación en la que exigía la eliminación de los elementos budistas tibetanos del templo de Anfu.
En otros templos, muchos de estos elementos budistas chinos, tales como las tradicionales ruedas de plegaria, han sido cubiertos o retirados por orden de las autoridades. En noviembre de 2019, el Gobierno de Huairen, una ciudad a nivel de condado de la provincia norteña de Shanxi, ordenó demoler 13 ruedas de plegaria que se hallaban situadas en el Templo de Qingliang en un plazo de tres días. Los monjes del templo no tuvieron más remedio que contratar trabajadores para que llevaran a cabo el trabajo. Un budista local afirmó que las ruedas habían sido compradas gracias a donaciones de creyentes locales, a un costo de 40 000 yuanes (alrededor de 5700 dólares).
A fines de 2018, el UFWD y la Agencia de Asuntos Religiosos de Fuzhou, la capital de la provincia suroriental de Fujian, ordenaron cubrir las ruedas de plegaria que se hallaban situadas dentro de un pabellón del Templo de Shuanglong «porque eran tibetanas». Las siete ruedas fueron cubiertas con tablas de madera pintadas.
«Las ruedas fueron instaladas hace cuatro años para que los creyentes pudieran rezar», explicó un budista local, «pero debido a la campaña vigente [contra el budismo tibetano], los funcionarios amenazaron con demolerlas si no las ocultábamos». El Gobierno también investigó si el abad del templo tenía contactos con el Tíbet.
«La rueda de plegaria es una tradición del budismo tibetano», continuó el budista. «Cada vez que las personas las hacen girar, recuerdan al Tíbet y a su líder espiritual, el dalái lama, a quien el Gobierno califica como ‘un separatista que utiliza la religión para dividir el país’. Si la gente sigue sus enseñanzas, el Partido Comunista teme perder el control sobre ellos. Para el PCCh, las ruedas de plegaria representan este temor. Las mismas también pueden ser el pretexto utilizado para quitar los certificados de registro de lugar de actividad religiosa y clausurar los templos por ‘insuficiente conciencia política’”.