El director de un templo taoísta emplazado en la provincia de Hubei recibió la orden de erigir la bandera nacional china frente a su templo. Se sintió mal, se desplomó en la base del mástil, y murió.
Bitter Winter había informado anteriormente que el Partido Comunista Chino (PCCh) estaba exigiendo de manera violenta la colocación de la bandera nacional en todos los lugares religiosos a fin de promover la sinización de la religión. No obstante, se necesita una importante suma de dinero para comprar mástiles y construir soportes de bandera. Para algunos templos que tienen pocos visitantes y recursos limitados, esta es una pesada carga.
En septiembre de 2018, el presidente de la Asociación Taoísta China del condado de Xishui, bajo la administración de la ciudad de Huanggang, en la provincia de Hubei, exigió que Li Liyuan, el director del Templo de Xiannü o Templo de las Hadas, comprara tres mástiles de acero inoxidable y erigiera la bandera nacional frente al templo. Posteriormente, le entregó a Li tres banderas (una bandera nacional y dos banderas taoístas), por las cuales Li tuvo que pagar 220 yuanes (33 dólares).
Li Liyuan pensó que los mástiles de acero inoxidable vendidos por la unidad local de la Asociación Taoísta China eran de baja calidad. Además, los tres mástiles costarían 3000 yuanes (445 dólares), lo que a su juicio era demasiado caro. A la luz de los limitados recursos económicos del templo, para ahorrar dinero, no tuvo más remedio que comprar materiales para fabricar un mástil. A fin de poder implementar las exigencias del Gobierno lo antes posible, a pesar de que acababa de recuperarse de una enfermedad cardiovascular, Li Liyuan comenzó a prepararse para erigir la bandera nacional.
A fines de octubre, gastó otros 500 yuanes (74 dólares) para comprar tres tubos de acero necesarios para erigir la bandera nacional. Después de soldar los tubos, usó una motocicleta para arrastrarlos hasta la mitad de la colina, y luego los cargó hasta el templo situado en la cima de la colina. Posteriormente, compró tres bolsas de cemento para fabricar la base de los mástiles, y las subió hasta la colina. Como se sentía muy agotado, tuvo que gastar otros 400 yuanes (59 dólares) para contratar personas para construir una base para los mástiles.
Luego de haber erigido la bandera, mientras Li Liyuan se estaba preparando para usar el cemento para nivelar la base de los mástiles, se desplomó y quedó inconsciente. Luego de intentar reanimarlo mediante un tratamiento de emergencia sin poder lograrlo, Li Liyuan murió más tarde ese mismo día.
«Se ha ido ahora. Ya no hay nadie que me ayude. Estoy completamente sola. Mis nietas y nietos también lloran porque extrañan a su abuelo, lo que me hace sentir muy triste”, le dijo la esposa de Li, sin poder ocultar su dolor, a Bitter Winter.
La misma afirmó que ya que había sido el Gobierno el que exigió que se erigiera la bandera nacional, no tenían más remedio que sufrir en silencio.
Según aldeanos locales, la familia de Li Liyuan dependía totalmente de él para sus gastos de subsistencia. Ahora que ha muerto, las perspectivas de vida de la misma son sombrías.
La absurda campaña tendiente a expresar lealtad al Gobierno no solo ha enfurecido a las figuras religiosas, sino que además ha hecho despilfarrar tanto mano de obra como recursos. Y ahora, también se ha perdido una vida. Detrás de las escenas de izamiento de cada bandera nacional se esconde la tristeza y el sufrimiento, en gran parte desconocidos, de una gran cantidad de personas religiosas.
Información de Cai Congxin