En Sinkiang, gran cantidad de niños se ven obligados a vivir solos porque sus padres están detenidos en campamentos de transformación por medio de educación.
por Li Zaili
Según informaciones recientes, las autoridades de Sinkiang han detenido a más de un millón de musulmanes y los han recluido en campamentos de transformación por medio de educación. Esto ha tenido una serie de repercusiones, las más preocupantes sobre niños de Sinkiang. Han dejado a niños, incluso de solo dos años de edad, abandonados a su suerte mientras las autoridades “dan clases” a sus padres sobre el Partido Comunista y les obligan a aprender el idioma mandarín.
Algunos niños han sido enviados a orfanatos y centros de acogida, pero sin el cuidado y el afecto de sus padres, su situación sigue siendo desoladora. En julio, Bitter Winter informó de que en la ciudad de Bole, en Sinkiang, había más de 200 niños recluidos en centros de acogida. Se vieron obligados a vivir como huérfanos porque habían enviado a sus padres a campamentos de transformación por medio de educación.
Ahora tenemos informaciones similares en Sinkiang. Todos los nombres mencionados en el artículo son pseudónimos.
En abril, Polat y su esposa fueron enviados a un campo en el que siguen detenidos hasta hoy. El matrimonio tenía tres hijos, dos de ellos aún en edad escolar. La más pequeña ni siquiera ha cumplido los ocho años y lloraba [preguntando] por su madre todos los días, hasta que la Oficina de Asuntos Civiles la internó a la fuerza en un orfanato.
En otro caso, unos abuelos ya ancianos tienen que cuidar de los hijos. Sadiq, un uigur de la ciudad de Korla, reveló que se llevaron a su hijo y a su nuera en mayo. Mientras su hijo está detenido en un campo, su esposa sigue hasta el momento en paradero desconocido. El matrimonio tenía una hija de tres años y un hijo de once, que ahora están al cuidado de su abuelo, Sadiq.
Actualmente hay un número incalculable de hogares en Sinkiang en los que solo se encuentran niños pequeños y ancianos. Los matrimonios adultos, que son los que idealmente deberían cuidar de sus hijos y de sus padres, han sido obligados a abandonar sus hogares para “estudiar” en los campos. Esto tendrá, inevitablemente, graves consecuencias psicológicas en toda la población de Sinkiang.
No obstante, esto es algo que lleva ocurriendo desde el año pasado. En mayo de 2017, Aza y su esposa fueron detenidos en su casa de la ciudad de Hami. Las autoridades aseguraron que solo estarían detenidos un año, pero el matrimonio sigue preso. Además, sus tres hijos han sido obligados a volver a su casa en el campo.
La mayor, una hija, quiso buscar trabajo en la ciudad pero ahora tiene que permanecer en casa para cuidar de sus hermanos pequeños.