Como parte de la campaña de «sinización» religiosa del PCCh, la Puerta del Cielo situada en la montaña de los Siete Dolores fue reemplazada por un edificio de tradicional estilo chino.
por Zhang Feng
La parroquia de Dongergou de la diócesis de Taiyuan es una de las comunidades católicas más antiguas de la provincia norteña de Shanxi. En julio de 2018, el Gobierno prohibió el uso de la iglesia parroquial, construida a fines del siglo XIX, alegando que se había vuelto «peligrosa». En el mes de octubre, el Santuario de Nuestra Señora de los Siete Dolores –un famoso lugar de peregrinación situado en la cima de la montaña de los Siete Dolores de Dongergou– fue destruido bajo el argumento de que «poseía demasiadas cruces y estatuas».
Las autoridades continuaron persiguiendo a la diócesis de Taiyuan en el año 2019. El 26 de agosto, el Gobierno del poblado de Yaocun le exigió a la diócesis que demoliera la Puerta del Cielo (Shangtianzhimen, 上天 之 門) –otro popular sitio de peregrinación situado en la montaña de los Siete Dolores–. Tras afirmar que la misma estaba «ocupando tierras de forma ilegal», los funcionarios amenazaron con enviar personal para destruir el sitio de peregrinación si la diócesis no llevaba a cabo dicha tarea en un plazo de cinco días.
Tras varias negociaciones con las instituciones gubernamentales pertinentes, el obispo de la diócesis logró posponer la demolición. El 11 de septiembre, más de cien católicos locales desafiaron la lluvia para escalar la montaña de rodillas, rezando para que la Puerta del Cielo no fuera destruida.
A pesar de todos los intentos llevados a cabo para poder preservar el sitio de peregrinación, el 18 de octubre, el Gobierno del poblado de Yaocun emitió una orden en la cual se exigía sellar la montaña de los Siete Dolores para efectuar tareas de «renovación y rectificación» y se prohibía el ingreso al área sin permiso.
Dos días después se construyeron andamios alrededor de la Puerta del Cielo y el 26 de octubre comenzó la rectificación con la eliminación de las estatuas. Posteriormente, los dos pisos superiores fueron destruidos y la imponente construcción fue transformada en un edificio de estilo chino.
Según un creyente local, la decisión de rectificar la Puerta del Cielo fue tomada tras la visita de un equipo de supervisión del Gobierno central, el cual les ordenó a las autoridades locales que la reemplazaran con un nuevo edificio con características arquitectónicas chinas. El creyente añadió que durante la reforma el Gobierno del poblado exigió bloquear la recepción de la red de telefonía móvil en toda el área para evitar fugas de información. Oficiales de seguridad pública y SWAT vigilaron cada una de las intersecciones que conducían a la Puerta del Cielo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, impidiendo que la gente llegara al lugar.
Ni siquiera a los trabajadores de la construcción se les permitió ingresar y salir del lugar sin permiso: solo podían hacerlo bajo la supervisión de personal especialmente designado. “A fin de asegurarse de que no se hubieran tomado, enviado o publicado fotografías en línea, el supervisor del sitio de construcción inspeccionaba los teléfonos móviles de los trabajadores cuando los mismos se retiraban tras haber finalizado su día de trabajo. El Gobierno temía que esto pudiera manchar la imagen del Partido Comunista Chino (PCCh)», afirmó el creyente. «Más de 100 policías armados vestidos con uniformes de camuflaje patrullaban las calles de nuestra aldea, evitando que los feligreses ‘causaran problemas’».
«El Gobierno inventa numerosas razones para demoler los sitios religiosos», le dijo con impotencia un anciano creyente local a Bitter Winter. “El que se niegue a obedecerlos es tratado como un infractor de la ley, de manera similar a lo que sucedió durante la masacre de la Plaza de Tiananmén de 1989, cuando los estudiantes eran catalogados como antirrevolucionarios a voluntad. A las familias de los fallecidos ni siquiera se les permitió ver sus restos. Nadie se atreve a discutir con el Partido Comunista».
Tras la firma del Acuerdo entre el Vaticano y China del 2018, el PCCh intensificó la represión de los miembros del clero y de las congregaciones que se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China. Numerosos sitios de peregrinación católicos también han sido sometidos a estrictos controles y represiones. A fines de septiembre de 2019, se retiró la estatua de la Virgen María del santuario de Nuestra Señora del Monte Carmelo en Tianjiajing, provincia de Henán, y un altar de más de 100 años de antigüedad fue enterrado en una fosa.
El deán de una iglesia católica le dijo a Bitter Winter que, al destruir edificios y símbolos religiosos, el Gobierno les está haciendo saber a las personas que ninguna Iglesia puede tener mayor poder que el Partido Comunista, el cual es «el núcleo de todo y debe ser exaltado por todos». “En la actualidad, el poder del Partido no es estable”, continuó afirmando el deán. “Temen ver a la Iglesia católica unida. Por lo tanto, la reprimen, temiendo que los creyentes puedan rebelarse y ‘causar problemas'».