La persecución de los uigures musulmanes es el peor desastre en lo relacionado a relaciones públicas para el PCCh desde la represión masiva de Falun Gong en la década de 2000. ¿Por qué razón están haciendo esto?
por Massimo Introvigne
El Examen Periódico Universal de China llevado a cabo el 6 de noviembre de 2018, confirmó que el confinamiento de aproximadamente un millón de uigures en los tan temidos campamentos de transformación por medio de educación es el peor desastre en lo que respecta a relaciones públicas para el Partido Comunista Chino (PCCh), luego de la persecución a gran escala de Falun Gong en la década de 2000. Diplomáticos chinos y el viceministro de Relaciones Exteriores de China tuvieron que escuchar a un país tras otro denunciando la persecución llevada a cabo contra los uigures. ¿Por qué el Gobierno chino está haciendo esto?
Existen dos respuestas simples, pero falsas o, en el mejor de los casos, incompletas. La primera es que al PCCh no le gusta la religión en general. Esto es cierto, pero no explica por qué en cuestión de pocos años la persecución de personas de etnia uigur ha alcanzado las dramáticas cifras actuales. Al PCCh siempre le disgustó la religión. ¿Por qué actualmente atacan a los uigures a una escala tan masiva?
La segunda respuesta es que el PCCh le teme al “separatismo” y al “terrorismo” generado por los uigures. Esta es, por supuesto, la política partidaria del PCCh. Y el mismo no escatima esfuerzos para hacerles creer esta justificación a medios de comunicación y a Gobiernos internacionales. Si bien los resultados son cada vez más decepcionantes para el PCCh, algunos medios de comunicación todavía repiten esta explicación.
Hay un núcleo de verdad en estas afirmaciones, que, no obstante, son desarrolladas por la propaganda del PCCh para proponer dos falacias. El núcleo de verdad es que existen en Sinkiang algunas pequeñas organizaciones terroristas que predican un islam ultrafundamentalista. Todas las estadísticas en este campo son políticas. Las autoridades chinas afirman que los ataques terroristas llevados a cabo en el siglo XXI causaron alrededor de 700 víctimas. Los uigures sostienen que la cifra es exagerada. Pero sí se produjeron algunos ataques terroristas, algunos uigures expresaron simpatía por Al Qaeda (los cuales a su vez intentaron sacar provecho de la causa uigur en su propaganda), y una pequeña cantidad de uigures se unieron a ISIS (300 según los chinos, un poco más de 100 según observadores independientes). En el año 2009, también existieron disturbios en la capital de Sinkiang, Urumqi, cuando uigures realizaron una protesta contra la brutalidad policial, la cual dio como resultado (según estadísticas oficiales) 197 muertos, la mayoría de ellos chinos de etnia han. Pero la subsiguiente brutal represión llevada a cabo por el PCCh pudo haber causado por lo menos el mismo número de víctimas.
Estos hechos conducen a la propaganda del PCCh a dos conclusiones falsas. La primera es que la mayoría de los uigures simpatizan con los terroristas. Esta es una afirmación no probada, utilizada para mantener a un millón de uigures confinados en campamentos de transformación por medio de educación. De hecho, la mayoría de los líderes y de las organizaciones uigures han rechazado firmemente el terrorismo. La segunda conclusión errónea es que la inauguración de un régimen de terror en Sinkiang y la colocación de un porcentaje significativo de la población tras las rejas erradicaría el terrorismo. Lo opuesto es verdad. Casi todos los estudiosos internacionales especializados en terrorismo que han analizado el caso uigur han llegado a la conclusión de que la actual ola de represión indiscriminada es la mejor receta para permitir que los grupos terroristas, hasta ahora pequeños e impopulares, encuentren algunos reclutas en Sinkiang.
También se debe tener en cuenta que el PCCh clasifica como «terrorismo» a todas las formas de crítica contra el régimen y a todas las actividades políticas que reclaman la independencia, o una autonomía real de la región. Esto no corresponde a las definiciones usuales de «terrorismo».
Para comprender mejor lo que está sucediendo, es necesario explicar quiénes son los uigures. La denominación «uigures» designaba a los sujetos que formaban parte del Kanato Uigur, un vasto imperio que existió en los siglos VIII y IX. La dinastía china Tang derrotó y conquistó el Kanato, lo que provocó la migración de numerosos uigures procedentes de la actual Mongolia a la actual Sinkiang, donde se fusionaron con una población local de origen muy antiguo y luego se convirtieron al Islam a través de un proceso gradual que comenzó en el siglo X. En ese momento, la denominación «uigures» rara vez era utilizada, y el área habitada por estos musulmanes túrcicos era generalmente llamada Altishahr («Seis ciudades»).
El budista Kanato de Zungaria (situado en lo que actualmente es la zona norte de Sinkiang) conquistó Altishahr en el siglo XVII. Este hecho persuadió a algunos habitantes musulmanes de la región (pero no a todos) a aliarse con la dinastía Qing china al emprender la guerra contra el Kanato de Zungaria. Una sucesión de guerras culminó en el siglo XVIII con lo que los historiadores denominaron Genocidio de Zungaria, cuando la represión china, las enfermedades y el hambre causaron la muerte de 500 000 a 800 000 zúngaros. Los musulmanes de Altishahr pasaron del Gobierno de Zungaria al Gobierno chino, hasta que el jefe militar uzbeko Yakub Beg (1820–1877) agrupó a los musulmanes de la zona contra China y estableció un reino musulmán. China luchó contra Beg en el año 1866 y en el año 1874 anexó la región, llamándola Sinkiang, lo cual significa «Nueva Frontera» o «Nueva Zona Fronteriza». En esta etapa, la denominación «uigures» solo era utilizada para designar a los habitantes medievales del Kanato Uigur. Los musulmanes de lo que los chinos habían llamado «Sinkiang» eran denominados “Turki», “cabeza con turbante» o simplemente «musulmanes».
La denominación «uigures» reapareció recién en el siglo XX, junto con un movimiento que impugnó la anexión de Sinkiang a China, denunció el colonialismo chino y la utilización de la palabra «Sinkiang» para la región (que propusieron llamar «Turquestán Oriental»), y reclamó la independencia. Estas reclamaciones hallaron un aliado en la Unión Soviética, la cual creía que «Uiguristán» podría convertirse en otra República Soviética con mayoría musulmana, como sucedió en los casos de Kirguistán, Kazajistán, Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán. Esto creó un complicado juego político, diplomático y militar entre los soviéticos y la China nacionalista. En dos oportunidades, con la ayuda y la protección soviéticas, fueron establecidas en Sinkiang las efímeras e independientes Repúblicas de Turquestán Oriental, la primera entre los años 1933–1934 y la segunda entre los años 1944–1949.
La ascensión del PCCh al poder en China puso fin a estos experimentos. El presidente Mao (1893–1976) proclamó a Sinkiang como “autónoma”, pero la autonomía siempre existió solo en teoría. De hecho, los chinos de etnia han fueron enviados masivamente a vivir a Sinkiang, a pesar de que las estadísticas son un tema controversial. La cantidad de uigures en Sinkiang también es un tema que se encuentra en disputa, con académicos afirmando que se ubica en un punto intermedio entre los 8.6 millones del censo chino (11 millones contabilizando a otros musulmanes que viven en Sinkiang, incluidos los kazajos étnicos) y los 15 millones que afirman organizaciones uigures en el extranjero. La cantidad total de habitantes de Sinkiang es de 21 millones.
La mayoría de los uigures no se consideran «chinos», ya que tienen una etnia, una religión y un idioma diferentes. La mayoría de ellos no hablan chino en absoluto. No obstante, no existe evidencia que corrobore que la mayor parte de los uigures sean políticamente «separatistas» o que apoyen la independencia de China, aunque, nuevamente, la represión y la persecución claramente impulsan el separatismo. Entre paréntesis, Bitter Winter es una revista dedicada a los derechos humanos y a la libertad religiosa. No tomamos una posición sobre temas políticos, tales como qué regiones forman parte, o no, de China. Utilizamos el término «Sinkiang» como la designación más común y comprensible del área.
Tampoco existe evidencia que corrobore que el separatismo uigur se haya vuelto más preponderante en las últimas décadas, mientras que sí existe una amplia evidencia de que la persecución de los uigures por parte del PCCh sí lo hizo. ¿Por qué, de nuevo, sucedió esto? La mayor parte de los académicos creen, y estoy de acuerdo con ellos, que las razones son más religiosas que políticas. La política (ligeramente) más indulgente del PCCh bajo Deng Xiaoping (1904–1997) permitió que el renacimiento islámico que afectó a toda Asia Central se extendiera a Sinkiang. Al mismo tiempo, el colapso de la Unión Soviética eliminó el antiguo temor chino de que la represión llevada a cabo contra los musulmanes en Sinkiang podría llevar a los soviéticos a revivir sus proyectos de crear un «Uiguristán» controlado por los soviéticos en un área de crucial importancia estratégica. La política del presidente Xi Jinping de acrecentar la represión contra la religión en general fue el factor definitivo que dio lugar a la situación actual.
¿Por qué son perseguidos los uigures? Si bien los temores de «separatismo» pueden desempeñar un papel importante, básicamente la respuesta es que son perseguidos porque el fuerte resurgimiento del islam entre ellos atemorizó al régimen. El PCCh tenia, y tiene, miedo de que el renacimiento musulmán pueda expandirse a otros grupos musulmanes no uigures en China, y unir fuerzas con un renacimiento de la religión en general que podría algún día superar al régimen del PCCh. La conclusión lógica es que, a pesar de que ninguna persecución es puramente religiosa, los uigures son ciertamente víctimas de una persecución religiosa.