A pesar de ser originario de China, el taoísmo también se ha convertido en un objetivo de la campaña antirreligiosa: se clausuran y convierten lugares de culto y se prohíben las tradicionales ferias de templos.
Una escultura de Lao-Tzu fue ocultada por «violar la política religiosa»
Ni siquiera los símbolos de las tradicionales enseñanzas espirituales chinas se salvan de la campaña antirreligiosa, ya que tanto estatuas como templos taoístas son constantemente demolidos.