El Palacio de Tushita, situado en el antiguo Templo de Lingyan, fue demolido en noviembre del año pasado, tras meses de rectificaciones ordenadas por las autoridades locales.
por Zhang Feng
Según algunas fuentes, el Templo de Lingyan (traducido como Templo de las Rocas Espirituales), también conocido como Templo de Jile (Templo de la Felicidad Definitiva), emplazado en la ciudad de Shijiazhuang de la provincia de Hebei, había sido construido a principios de la dinastía Sui (581-618). Fue renovado durante las dinastías Ming (1369-1644) y Qing (1644-1911). En noviembre de 2002, el Gobierno chino aprobó el templo como lugar de actividad religiosa.
El Palacio Tushita del templo había sido construido hace pocos años respetando el estilo de la tradicional arquitectura budista tibetana, inspirado en el Palacio Potala emplazado en el Tíbet —la residencia de invierno de los dalái lamas desde 1649 a 1959 y Patrimonio de la Humanidad desde el año 1994—. El templo se había hecho conocido como el «pequeño Palacio Potala».
Popular entre los creyentes y los turistas, el Palacio de Tushita fue visitado por un sinfín de personas, algunas de ellas procedentes del extranjero. Pero en medio de la represión del budismo tibetano para evitar su propagación, la cual se intensificó significativamente a lo largo de toda China luego de la llegada al poder del presidente Xi Jinping, el palacio no pudo escapar de la represión.
En junio del año pasado, el Gobierno ordenó la eliminación de las falsas ventanas trapezoidales tibetanas tradicionales del palacio y ordenó pintar de blanco todos los muros que tuvieran el habitual color azafrán del budismo tibetano.
También se rectificaron otras estructuras y símbolos tibetanos tradicionales existentes en el templo. A la estupa de Kalachakra le agregaron aleros de cuatro esquinas, tradicionales de las dinastías Ming y Qing, cambiando su apariencia hasta dejarla irreconocible. La Torre del Éxito fue cubierta con tablones de madera casi en su totalidad, y todas las estatuas que se encontraban en el templo fueron demolidas o cubiertas. En algunos edificios se colocaron carteles con la leyenda: «Este edificio ha sido confiscado».
Las autoridades no se sintieron satisfechas ni siquiera después de estos cambios. En el mes de noviembre, más de 100 personas fueron enviadas al lugar para demoler el Palacio de Tushita. Según una fuente, el templo tuvo que hacerse cargo del costo total del proyecto, 400 000 yuanes (alrededor de 58 000 dólares).
«El Gobierno nos obligó a rectificar el templo una y otra vez», afirmó un miembro del templo. «El pequeño Palacio Potala había sido pintado en tres oportunidades para cambiar su color. Al final, fue convertido en una pila de escombros. ¡Es sumamente angustiante!».