Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Un viaje fotográfico a través de una región cuya identidad está amenazada por la "sinización".
A pesar de este flagrante abuso en contra de los derechos humanos y de los crímenes atroces en contra de la humanidad, Pekín está preparado para ser anfitrión de los Juegos Olímpicos de 2022. ¿Volverá a comprar occidente las mentiras de Pekín?
Una joven comparte su tragedia familiar: sus padres fueron enviados a campamentos de confinamiento en Sinkiang, y tres hermanos fueron abandonados a su suerte.
Para la gente común, diariamente vigilada –incluso para ingresar a sus propios hogares– y tratada como terroristas, la vida en la región se ha convertido en una existencia deprimente y carcelaria.
Creyentes procedentes de Shandong, pertenecientes a iglesias domésticas, comparten su experiencia de un arriesgado viaje a la región Uigur para comprobar cómo practican su fe otras personas religiosas.
El PCCh está tentando a los chinos de etnia han para que se desplacen hacia el oeste, comprometiéndose a brindar prosperidad económica y una vida familiar feliz. La realidad no es tan prometedora como se la presenta.
Las acusaciones llevadas a cabo contra un grupo de testigos de Jehová confirman que el artículo 300 del Código Penal Chino se aplica contra quienes no cometieron otro delito más que la difusión de sus creencias.
Se recopilan datos exhaustivos sobre residentes musulmanes y se los utiliza en su contra para justificar detenciones masivas en nombre de la lucha contra el terrorismo.
Una mujer uigur que vive en Shanxi nos cuenta su triste historia. Los uigures que viven en otras regiones de China son enviados de regreso a Sinkiang, y una vez allí, son arrestados si se comportan como musulmanes devotos.
Presentamos el impactante caso de la Dra. Gulshan Abbas –una inocente profesional que fue detenida– relatado exclusivamente para nosotros por su hija. ¿Cuándo finalizará este martirio?
El pan naan es un signo sagrado de la identidad uigur y suele estar decorado con símbolos tradicionales. En la actualidad, el PCCh quiere que el mismo sea «sinizado» con consignas comunistas.
Desde software obligatorio en los teléfonos móviles hasta arrestos por tomar fotos: a los trabajadores visitantes se les impide compartir lo que realmente está sucediendo en la región uigur.
Un chino de etnia han viajó por Sinkiang para darse cuenta de que la propaganda del PCCh sobre la vida de los musulmanes está encubriendo la perturbadora realidad de la opresión.
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